Una espiritualidad infranqueable por el Capital

Quien es auténtico, asume la responsabilidad por ser lo que es y se reconoce libre de ser lo que es. JP Sartre

lunes, 14 de febrero de 2011

Foro Social Mundial 2011. Brújula política de los movimientos sociales

Recientemente, entre el 6 y el 11 de febrero, se realizó Dakar, la décima edición del Foro Social Mundial. Con ella se cumplieron diez años de la primera reunión, en Porto Alegre, en enero de 2001. Su realización fue un éxito, tanto en la convocatoria como en las temáticas tratadas y, como era de prever, fue prácticamente silenciado por los medios.
Su realización en tierras africanas reunió varios factores cuyo simbolismo condensa y proyecta en cierta medida lo que los pueblos, con sus resistencias, sus luchas y sus propuestas han caminado de entonces a la actualidad, marcando el nuevo tiempo.
La presencia de Lula, que habló a la multitud en Porto Alegre, cuando apenas asumió como el primer presidente obrero de Latinoamérica junto a la de Evo Morales, primer presidente indígena del continente, evidencian lo que hemos recorrido desde el 2001.

Otro elemento a destacar y que subraya la emergencia del protagonismo de los movimientos sociales africanos, se condensó en la clausura del décimo FSM, que coincidió con la caída de Mubarak, por la rebeldía insurreccional del pueblo egipcio, movilizado por más de 18 días en las calles de El Cairo y Alejandría. Esto, sin olvidar que en el 2011 se cumplen también 10 años del levantamiento insurreccional de los argentinos. De conjunto estos hechos, reflejan no solo la resistencia de los pueblos sino también su capacidad de lucha para poner fin al neoliberalismo. Ellos se enfrentan ahora con el nuevo tiempo que han construido, un tiempo de pensar y construir las propuestas alternativas al orden civilizatorio global del capital, conjuntamente con las articulaciones y convergencias entre los actores sociales y políticos capaces de protagonizarlas. Emerge cada vez con mayor claridad la necesidad de construir –en los ámbitos local y mundial un amplio movimiento sociopolítico que articule las fuerzas parlamentarias y extraparlamentarias de los trabajadores, campesinos, indígenas, mujeres, ecologistas, intelectuales orgánicos y el pueblo todo, en oposición y disputa a las fuerzas de dominación del capital (local global), con énfasis particular en las relaciones parlamentarias y extraparlamentarias.

Estamos en un tiempo eminentemente político.

Ya no basta con sobrevivir, no basta con las resistencias y las luchas antineoliberales; es vital superar la defensiva, erigirse (construirse) en sujetos de la historia, articularse orgánicamente conformando proyectos alternativos concretos incluyendo la participación electoral , para avanzar en la construcción/consolidación de poder y hegemonía propias desde abajo. Los movimientos sociales reunidos en el Foro Social Mundial, en Dakar, en los debates realizados en talleres y plenarios, dieron cuenta de esta realidad.

Ciertamente, lo caminado hasta aquí, evidencia el crecimiento en las condiciones, capacidades y potencialidades políticas revolucionarias de los movimientos sociales y los movimientos indígenas. Sobresale la trascendencia estratégica de su accionar, sus propuestas y sus miradas. En sus prácticas colectivas se van instituyendo nuevas interrelaciones humanas que constituyen avances de la nueva sociedad, a la vez que van configurando nuevos paradigmas orientadores de la construcción de la nueva civilización, superadora de la actual, marcada por el capitalismo y las exigencias anti-éticas de su destructivo mercado especulador.

La madurez alcanzada por los movimientos indígenas y sociales en años de resistencias y luchas sociales, ha resultado incrementada por la experiencia que viven aquellos que –con sus resistencias, luchas, organización y propuestas han constituido gobiernos y hoy conjugan (o mejor dicho: están aprendiendo a conjugar) sus actividades políticas y sociales en aras de profundizar procesos populares colectivos de construcción de poder propio desde abajo en simultánea disputa con el poder del capital. Esta situación ubica el debate del papel de los movimientos sociales en una dimensión cualitativamente diferente de la hasta ahora experimentada: hacerse cargo de las coyunturas sociopolíticas que ellos mismos han construido, y –en el caso de aquellos que han constituido o contribuido a constituir gobiernos populares asumirse también como actores partícipes de los gobiernos y hacer todo lo que haya que hacer para desde abajo y con autonomía cogobernar. No hacerlo, en tales casos, equivale a renunciar al protagonismo construido, acumulado y conquistado. No es políticamente válido resistir, luchar, voltear y poner gobiernos si luego no se asume (o no se puede asumir) la responsabilidad de gobernar, con autonomía, pero articulados a sus representantes, para participar en la toma de decisiones, en el control de la gestión pública y para llevar propuestas propias construidas desde abajo por los de abajo. Se trata de transformar radicalmente también las instituciones y su papel en la sociedad y viceversa, y en esto, como en todo los movimientos sociales, los pueblos todos, tienen que involucrarse.

El quemeimportismo es hijo de la ideología del aparente no-compromiso neoliberal, y en las actuales condiciones es funcional a la supervivencia de su hegemonía. El protagonismo político de los movimientos indígenas y sociales ha alcanzado hoy nuevas dimensiones, características y tareas, y consiguientemente enfrenta también nuevos desafíos. Estos implican moverse en un terreno histórica y políticamente desconocido hasta el presente: en el terreno de la libertad de pensar y elaborar propuestas colectivamente, de presentarlas y discutirlas mano a mano con el Ejecutivo o en los parlamentos, desarrollándose como protagonistas no ya de las luchas contra el otrora poder del Estado y el gobierno, sino buscando caminos y medios para cambiar de raíz el contenido social de tales instrumentos, participando en ellos y transformando su basamento social, jurídico y constitucional, convirtiéndolos también en herramientas de los cambios, constituyéndose (y fortaleciéndose) a la vez, ellos mismos, en ese proceso, en sujetos protagonistas de (tales cambios y de) su historia.

Comprender que se trata de un contradictorio proceso constituyente, es clave. Implica que no existe un ser ni un deber ser definidos a priori, que no hay sujetos, ni caminos, ni tareas, ni rumbos y resultados preestablecidos. No hay garantías ni situaciones irreversibles, se trata de una lucha constante, de apelar infatigablemente a la imaginación, inventiva y voluntad de los actores participantes, (auto)desafiando paso a paso su voluntad para protagonizar cada vez más integral y profundamente el proceso de cambios, proceso que abrieron sabiendo lo que no querían pero sin tener plenamente establecido lo que querían. Se trata de un proceso vivo, abierto, dinámico, contradictorio, tensionante y desafiante. Su carácter constituyente –en relación a los sujetos comprende también los rumbos y alcances del proceso. Va interdefiniendo los sentidos y las dimensiones de los cambios y –en tal sentido marcando, configurando, las acciones propias de cada momento. Se trata en realidad de un proceso interconstituyente de poder, proyecto y sujetos. Y como todo ello se va definiendo concatenado (hilvanado) por la participación (integral) de los actores sujetos, resulta en tal sentido, a la vez , un proceso autoconstituyente, es decir, consciente, contradictorio y abierto. No hay resultados ni sujetos, ni proyectos, ni poderes preconcebidos ni garantizados; todo está en juego permanentemente.

Precisamente por ello los procesos democrático-revolucionarios en curso en el continente, en disputa frontal con la hegemonía del poder colonial-capitalista, reclaman el creciente y renovado protagonismo de los movimientos indígenas, sociales, campesinos, de mujeres, de trabajadores, de ecologistas, pensadores populares, etcétera. En tales condiciones, no basta con que los representados reclamen a los representantes, no basta con protestar, no basta con “seguir de cerca” las gestiones de gobierno. En este nuevo tiempo político los desafíos sociotransformadores constantes, demandan de los movimientos protagonizar las decisiones y construcciones, hacer realidad las consignas del pasado y dar los pasos necesarios para fortalecer el protagonismo colectivo del conjunto de actores sociales y políticos revolucionarios, y del pueblo todo. Y para ello es fundamental instalar o reinstalar el trabajo político, la formación (descolonizadora) y la organización (articulada intercultural).

La tarea de atender a la organización (herramienta) política es clave. Consiste, precisamente, en impulsar tareas políticas, culturales e ideológicas que promuevan la conciencia y participación protagónica del conjunto de actores sociales y políticos revolucionarios, que la doten de información, formación y organización, abriendo canales institucionales y no institucionales para la participación estratégica colectiva, creciente en las diversas dimensiones de la vida social.

Esto se anuda directamente con la realización de actividades orientadas a fortalecer el desarrollo de la conciencia política asumida por los actores sociopolíticos, fundamentalmente a partir de la recuperación y reflexión crítica de sus experiencias concretas de construcción de poder propio, creando ámbitos colectivos de intercambio y producción de pensamiento crítico de sus procesos de cambios, contribuyendo efectivamente al crecimiento y fortalecimiento de la conciencia colectiva. Abrir espacios para periódicas reflexiones sobre las nuevas y cambiantes realidades resulta vital para el desarrollo político-cultural de los movimientos sociopolíticos (y el campo popular todo).

Los movimientos sociales y sus luchas han ampliado el contenido y los sentidos de la política.

En años de resistencias y luchas sociales lo político y la acción política se han convertido en ámbito de promoción de la participación creativa, activa y responsable de las mayorías populares que empiezan a plantearse la necesidad de constituirse en una amplia fuerza social y política capaz de modificar a su favor la correlación de fuerzas hasta ahora hegemónica, de impulsar y concretar de los cambios y avanzar en busca de transformaciones raizalemente democratizadoras. Y esto reclama modificaciones de fondo, descolonizadas, en lo referente a la concepción tradicionalmente difundida y aceptada de la política, lo político y el poder.

Las actuales luchas por la defensa de la vida protagonizadas por millones de seres humanos, van convergiendo y articulándose –aunque no todavía de modo generalizado en una perspectiva estratégica de construcción de una nueva civilización humana. A su vez, esto fortalece los procesos de acumulación de poder propio ampliando y profundizando su potencialidad, su direccionalidad y sus contenidos raizalmente revolucionarios. Esto contradice la visión tradicional (restringida) de la política que pretende todavía que es posible construir fuerza política “revolucionaria” sin construir fuerza social, es decir, desde fuera de la realidad sociopolítica concreta y sus actores sociales del campo popular. En tal caso, la acción política queda reducida al ámbito partidario, y se centra la acción de los partidos en las luchas por el acceso y el control de las instituciones del poder estatal y gubernamental.

Pero el poder no radica ni se restringe a lo institucional estatal y gubernamental, va más allá, abarca y se asienta, se crea y se recrea sobre el conjunto de relaciones sociales regidas por el predominio (hegemonía) de los intereses, las aspiraciones, la cultura y las miradas de la clase dominante (hegemónica). Consiguientemente puede afirmarse que la polémica entre tomar el poder o construirlo (desde abajo) se plantea sobre ejes falsos. Porque el nuevo poder social popular alternativo liberador y de liberación, necesariamente va conjugando ambos espacios: el del poder que emerge de las nuevas interrelaciones sociales construidas desde abajo y el de los ámbitos institucionales del Estado y el gobierno conquistados/transformados en las contiendas políticas libradas para ello. Esto supone (y reclama) modos de conjugación nuevos entre los movimientos sociales y políticos.

La articulación de lo reivindicativo y lo político conforma un camino concreto y efectivo de superación de esta alienación política, a la vez que contribuye a la democratización y ampliación de la participación sociopolítica protagónica de los diversos actores sociales. Esta potencialidad gestada y germinada en las experiencias de resistencias, luchas y construcciones alternativas de los pueblos, permite avizorar un nuevo tipo de poder social que emana directamente de la (mal llamada) sociedad civil y se construye sobre la base de su participación democrática directa en las decisiones políticas, gestora del tránsito y desarrollo hacia formas cada vez más horizontales, interculturales, equitativas y justas de organización de un nuevo modo de vida e interrelaciones entre los seres humanos que la animan, es decir, de un nuevo tipo de sociedad.

La ideología del cambio, como el sentido y sus definiciones estratégicas son parte del proceso social vivo, y no un dogma apriorístico establecido –desde fuera de las luchas de los pueblos por alguna vanguardia partidaria que “los demás” tendrían que asimilar. La conciencia política de los actores sociopolíticos del pueblo se forja y crece en los procesos de resistencia, lucha y construcción de alternativas, en interdefinición constante de los rumbos y objetivos estratégicos. Estos no vienen dados del “más allá”; se van construyendo (y modificando) a partir de las cotidianidades y modos de vida y experiencias de lucha y sobrevivencia diversos que existen en cada sociedad, en cada comunidad.

Los actores sociales del campo popular no son “portadores” de una ideología implantada en sus conciencias desde el exterior (por los partidos o los intelectuales de izquierda). Ellos, los actores y movimientos sociales, los movimientos indígenas, los campesinos, los trabajadores, el pueblo fragmentado y disperso que ahora se rearticula y organiza –o necesitan articularse y organizarse para enfrentar al capital en una nueva dimensión, van construyendo día a día su conciencia política a partir de su (modo de) ser social, y en sus prácticas de resistencia y lucha contra el capital. Tales son los procesos que los movimientos sociales reunidos en el Foro Social Mundial, en Dakar, llaman a atender priorizadamente en este tiempo.

Fortalecer las articulaciones y la información y formación cultural, descolonizada, ética, política e ideológica.

La batalla actual por la conquista del mundo por y para el capital se libra estrechamente articulada con lo cultural; conquistar las mentes es para el capital el requisito necesario para dominar los cuerpos y afianzar la dominación económica y social. Para que el nuevo mundo que soñamos sea posible, es fundamental construirlo también con una estrategia formativa e informativa, cultural, ética, política e ideológica.

El debate estratégico está abierto. Y se manifiesta a través de los actuales procesos de luchas sociales para avanzar en las definiciones, la implementación o el perfeccionamiento de las propuestas de cambios radicales en las sociedades donde dicha disputa se está desarrollando abiertamente, construyendo simultáneamente caminos que cuestionan colectivamente el actual sistema mundo a la vez que lo van rediseñando “más allá del dominio del capital” [Mészáros].

Esto encarna el desafío histórico de construir una nueva civilización, basada en una nueva cosmovisión que pueda convivir con cosmovisiones diversas, que basada en otro modo y concepción del desarrollo y el bienestar de la humanidad, se asiente en la armonía, el equilibrio, el intercambio y la complementación entre los seres humanos, consigo mismos y con la naturaleza, en búsqueda de un nuevo modo de producción, reproducción y acumulación socio-natural fundado en el respeto y la conservación de la vida. Esto implica, por tanto, fundar y construir un nuevo modo de interrelacionamiento entre los seres humanos y la naturaleza.

Los nuevos paradigmas civilizatorios actualmente en construcción y discusión escapan a las binarizaciones reduccionistas, antitéticas y excluyentes de los siglos XIX y XX. Se fundamentan en la descolonización y se enriquecen en la pluralidad, diversidad e interculturalidad de las interrelaciones que se van desarrollando en las prácticas concretas de resistencia, luchas y construcciones sociales, y –a través de ellas , se anclan en principios tales como: solidaridad, ética, reconocimiento y respeto de las diferencias, equilibrio, paridad, horizontalidad, espiritualidad, democracia intercultural, vivir bien, buen vivir, autogestión, vida comunitaria, redes sociales (reales y virtuales).

Los actuales procesos de luchas sociales y las experiencias de los gobiernos populares raizalmente sociotransformadores, constituyen laboratorios de un mundo nuevo. Aprender de ellos (y con ellos) ayuda a crecer colectivamente en saberes político-culturales, si se es capaz –simultáneamente con la participación comprometida en dichos procesos sociotransformadores , de reflexionar e interactuar críticamente con ellos. Estas experiencias y apuestas político-sociales populares, raizalmente democráticas y revolucionariamente democratizadoras, constituyen, a la vez, por ello, fuentes de inspiración para la vida.

La brújula está en el accionar pensar-construir reflexionar constante de los movimientos indígenas, campesinos, de trabajadores, de mujeres, de ecologistas y movimientos sociales en sentido amplio. El nudo de posibilidades está en los sujetos. En la capacidad de los actores sociales y políticos para ir constituyéndose en sujeto colectivo, con poder y proyecto alternativo propios, laten las posibilidades de hacer realidad el anhelado (y posible) “otro mundo mejor”.

12 comentarios:

Gabriela Bruno dijo...

Apoyar a las organizaciones y movimientos indígenas es un deber de todos,ya q estos luchan por la conservación de los recursos naturales q son la fuente de esperanza para el futuro del planeta,q el capitalismo toma como un objeto en su único beneficio y llevara a la destrucción de el único planeta q tenemos.Respetar la naturaleza es fundamental,para esto debemos no solo apoyar a dichos movimientos sino aprehender su sabiduría y ponerla en practica.

Anónimo dijo...

Piedrabuena lucia soledad:
El articulo hace referencia a la importancia de los movimientos sociales y como día a día van tomando fuerza es así el caso de Lula en brasil , primer presidente obrero, y Evo Morales primer presidente indígena de America , dan muestra de este logro.
Esto nos demuestra la resistencia de los pueblos, de la historia y su capacidad de luchas .pero en estos tiempo no basta solo con la lucha sino conjugarlo con actividades políticas y social, crear propuestas populares colectivas, lograr una autonomía cogobernal.
Para lograr la hegemonía de un nuevo modelo hay que comenzar por las bases ,de la raíz .educar ,promover una conciencia de protagonizacion en la sociedad, promover la ética ,la política y la ideología, solo así se llegara a hacer realidad el anhelo de un mundo mejor, que no este regida por la clase dominante, ni por el capitalismo con su falta de ética que en su lucha por mantener su hegemonía, oculta y silencia toda convocatoria social como es el caso del Foro Social Mundial

Charlampowicz Romina dijo...

Los movimientos sociales son los nuevos propulsores de las transformaciones y cambios sociales. Este tipo de transformación debe ser el resultado de las luchas contra las desigualdades sociales existentes, provenientes del sistema en el que se vive. Dichos cambios deben abarcar todos los aspectos de la vida de las personas y es necesaria la información para saber por qué es fundamental realizarlos. Pues nosotros, el pueblo, nos encontramos reprimidos y cuando nos familiarizamos con nuestra situación nos levantaremos todos contra los opresores!
La transformación y el cambio hacia otro tipo de sociedad hay que realizarlo de manera articulada con todas las organizaciones y con todos los compañeros que nos encontramos en lucha, pues ya no sirve la sectorización y el aislamiento, es necesaria la fuerza y el poder popular para lograr algún cambio. La difusión (de las realidades que se unen en la lucha) es fundamental, la existencia de redes de espacios culturales y comunitarios existe y debe recorrer las calles, por eso hagamos correr la voz.
Tomemos conciencia de la represión que estamos viviendo, los pueblos no estamos siendo escuchados y ningún cambio se aproxima para nosotros, es por eso que los espacios, que nucleamos a la gente que realmente transita por los caminos de la desigualdad, tenemos que tomar las riendas y presentar alternativas y posibilidades de cambio; difundamos con éste artículo o por medio de una radio comunitaria, o por medios alternativos de comunicación, etc. que lento, enraizado, pero a paso firme un cambio se aproxima.
Cambiemos las pirámides por las redes!
Charlampowicz Romina DNI 35907517

Hizaki dijo...

Los movimientos sociales siempre deben ser apoyados, ya que ellos representan a la gran cantidad de masas empobrecidas( sea de un país o del mundo)que reclaman los derechos a una vida digna. Estas luchas y movilizaciones han demostrado, incluso en situaciones muy duras de la historia que es posible un cambio. Coincido con el artículo
"lunes 14 de febrero de 2011
Foro Social Mundial 2011. Brújula política de los movimientos sociales" en la necesidad de articulación de los actores y movimientos sociales, trabajadores, pueblo, indígenas,campesinos de su organización para la resistencia y lucha contra el capital y la colonización. Una de las herramientas más segura para llegar a todo esto es la educación junto con la pasión de la idea al servicio de la igualdad de los hombres.

pasado dijo...

Mi nombre es Dario Greco, curso en la Unla Los Viernes en su cátedra.
Mi reflección al respecto: Entre todos los que queremos un mundo más justo y libre de intereses intrínsecos del capitalismo, debemos contribuir a la unión de todos los actores en la lucha solidaria, y más allá de nuestra ideología política no podemos dejar de reconocer lo injusto que es este sistema que se nos impone como la única alternativa de sociedad, cuando esto es una falacia, ya que las alternativas son infinitas.
Es muy positivo que se avance en foros como el que se dio recientemente al que se hace mención en el articulo y más aún el hecho positivo de que sea el décimo desde el 2001.Nacen nuevas alternativas, nuestro deber es colaborar con el proceso de cambio que se ve en especial en nuestra región y en el mundo. No podemos dejar que más generaciones que nos precederán padezcan las injusticias del sistema capitalista explotador que beneficia a unos pocos y esclaviza a todos los demás, y no nos olvidemos que en el mundo muchos millones de habitantes no tienen siquiera que comer por culpa de las políticas que propone el perverso sistema. Si muchos de nosotros estamos relativamente bien, en comparación de otros, no significa que no debamos luchar, sino que todo lo contrario, ya que somos los portavoces que necesitan los excluidos.
A luchar hermanos!!

Anónimo dijo...

Soy Darío Greco, curso en La Unla la cátedra Análisis de la realidad.
Mi refección respecto a este articulo no escapa a la idea de pensar al capitalismo como un sistema injusto en todo sentido.
Sería muy bueno que iniciativas como la del foro y todas las que se mencionan en el articulo se le dieran más importancia en la opinión pública, claro que si comparamos con años pasados en nuestro país es significativo el interés que están representando en especial en la juventud.
Creo que entre todos podemos hacer que los movimientos solidarios del mundo afiancen sus luchas y reivindicaciones, y nos demos cuenta que las batallas a las que se enfrentan son nuestras también, ya que nuestro mundo es uno solo y no podemos encerrarnos y no darnos cuenta que ellos somos nosotros, solo que en muchos casos no tuvieron la suerte de nacer en condiciones ventajosas, sino que todo lo contrario. No debemos dejar de reconocer y apoyar las iniciativas que apuntan a mejorar la distribución de riquezas y derechos e igualdades, es nuestro deber trabajar en ese sentido. No dejemos que el capitalismo nos gane. Sacrifiquemos un poco de nuestras vidas al menos soñando con mejorar el mundo para las generaciones venideras, desterrando los principios capitalistas y mercantilistas que ocupan la sociedad llamada moderna...
En el articulo queda claro que en muchos casos las luchas largas dan buen resultado, porque no apoyarlas y difundirlas?.
Si nos toco en el planeta un lugar privilegiado con recursos de toda clase, y nuestra posición económica creemos que es buena, es más necesario que luchemos por los que no pueden hacerlo porque se limitan a sobrevivir, o ni siquiera eso, mueren de enfermedades o de hambre, victimas del sistema.
Luchemos, es nuestro deber.
Hagamos, llevemos nuestras ideas al plano material.

FLORENCIA dijo...

Poco se sobre el foro social mundial que se realizo en este año, lo que si se es que contiene interezantes tematicas de mi interes, que apunta ala descolonizacion del continente hace incapie alos que luchan en contra de politicas neoliberal
a punta ala defensa de los pueblos originarios y su cultura que ocupa un papel central. no me explico por que los medios no divulgan las actividades del foro; realazado en africa, que es de interes para la sociedad
nacesitaria informarme mas hacercad el foro


FLORENCIA. CARRERA LIC EN TRABAJO SOCIAL

ricardo balmaceda dijo...

es necesario asumir una responsabilidad social ya sea participando directa o indirectamente de los distintos movimientos sociales que se han venido dando y que se siguen dando, para lograr poner en tension y obtener grandes cambios en las sociedades actuales, en la que las clases mas debiles se encuentran sometidas a los intereses de los poderosos, para ello es indispensable dejar de lado el "quemeimportismo" y sumarse al colectivo social, en busca de una identidad y de herrmaientas que permitan dar por tierra con la hegemonia dominante y asumir el protagonismo que nos corresponde en la sociedad.

carlos m. grupo 14 dijo...

la ideologia del cambio, la conciencia politica de los actores sociopoliticos del pueblo se forja y crece en los procesos de resistencia.... no solamente debemos criticar, debemos participar, para lograr cambios no solamente hay que sentarce y esperar que alguien logre eso que nosotros deseamos, como dice el texto las fuerzas politicas no estan comprometidas en lo social, se necesitan actores sociales que participen en la politica, deberia o mejor dicho necesitamos cambios en la clase dirigencial para crear nuevas alternativas que a todos nos ayude para lograr ese cambio que se necesita..

Anónimo dijo...

Liliana Jarsun, UNLA :Con motivo del aniversario del FSM el articulo menciona las resistencias y las luchas de los distintos movimientos sociales para poner un freno al neoliberalismo, ellos hacen visible lo oculto y que entendamos que tenemos derecho a una vida diferente.Sin embargo,en estos tiempos politicos es necesario hacerse responsable de lo mucho que han construido y conquistado, construyendo poder desde abajo y asumiendo la responsabilidad de gobernar.Todos los pueblos tenemos que involucrarnos en construir una fuerza social y politica para lograr una civilizacion mejor fuera de la dominacion del capital.

Anónimo dijo...

Sobre el articulo leido, me parece perfecto que muchos movientos ingresen a la actividad política,mediante los movimientos o agrupaciones sociales,en ellos los indigenas. Reivindicando sus derechos los cuales están siendo vulnerados(salud, educación, vivenda, alimentación, y territorio)
Es una acción que les permite ser escuchados, y el resto de la sociedad conozcan su situación y puedan opinar sobre esta realidad actual, dando su aprobación o no, de eso se trata la democracia.
Es importante, la presencia del estado quien debe garantizar los derechos, escritos en la Constitución.
Pero, estos movimientos no es solo local, sino provincial, nacional y goblal, lo que intentam decir, es que unen fuerzas para ser escuchadosy encontrar soluciones a conflictos counes.
Soy gallardo Cecilia, grupo 9.

Torres Victoria dijo...

El articulo hace referencia a las luchas de los movientos sociales en contra del neoliberalismo, dando a saber que es posible una sociedad sin oprimidos y sometidos por el sistema, haciendo cumplir nuestros derechos y viviendo en una democracia real.
Para poder llegar a eso, es necesario el compromiso de toda la sociedad, asi como tambien del Estado y Gobiernos de turno.