Una espiritualidad infranqueable por el Capital

Quien es auténtico, asume la responsabilidad por ser lo que es y se reconoce libre de ser lo que es. JP Sartre

viernes, 20 de mayo de 2011

Los movimientos sociales en el nuevo tiempo político latinoamericano

El quehacer actual de los movimientos indígenas, sindicales, campesinos, comunitarios y sociales forjado en años de resistencias y luchas, ha sido y está siendo transformado y potenciado por la realidad sociopolítica que ellos mismos han construido o contribuido a construir, impulsando o constituyendo gobiernos populares. Tal es el caso, por ejemplo, del gobierno indígena-popular de Bolivia.
Pasado el momento inicial de goce y disfrute, la conformación de nuevas interrelaciones sociales, el surgimiento de nuevas contradicciones, conflictividades, afinidades e interacciones de fuerzas e intereses sociales, económicos, culturales y políticos acorde con la nueva realidad política e institucional, configuran un nuevo mapa sociopolítico que define nuevas tareas y desafíos a los actores sociales, ahora claramente confrontados en su matriz política o sociopolítica.

Esta situación ubica el quehacer de los movimientos sociales en una dimensión cualitativamente diferente de la hasta ahora experimentada: hacerse cargo de lo que ellos mismos han construido. Se trata también de asumirse como protagonistas centrales de los gobiernos y disponerse –en consecuencia a cogobernar. Esto es: profundizar los procesos colectivos de articulación y construcción de poder propio en simultánea transformación de los espacios gubernamentales e institucionales del Estado y el gobierno, profundizando la disputa integral con el poder hegemónico del capital.

Esto, obviamente, no depende solo de los movimientos indígenas, campesinos, sindicales o sociales, implica también una serie de definiciones y posicionamientos de todas las partes intevinientes en el gobierno, en aras de redefinir y fundar un nuevo y diferente tipo de gobierno y de interrelación con los pueblos, las comunidades, los movimientos, las organizaciones no gubernamentales… es decir, con la sociedad y la ciudadanía.

No es políticamente lógico resistir, luchar, voltear y poner gobiernos si luego se rechaza asumir la responsabilidad de cogobernar; con autonomía respecto a quienes gobiernan y a las estructuras gubernamentales-estatales, pero articulados a los representantes para (luchar por) participar en la toma de decisiones, en el control de la gestión pública y para llevar propuestas propias construidas desde abajo, en las comunidades, movimientos, sindicatos… Esto es vital porque el que un gobierno sea popular no es cualidad que se desprenda de las raíces genéticas o del currículo de los gobernantes, sino de su vocación y empeño práctico para transformar radicalmente las instituciones gubernamentales-estatales y su papel en la sociedad y viceversa. Abrir los espacios a la participación ciudadana es clave. Y en esto, como en todo, los movimientos sociales, los pueblos todos, tienen que involucrarse.

Pero esta sola afirmación no resuelve la situación puesto que hay variadas modalidades de involucramiento de los movimientos: como demandantes, con reivindicaciones corporativas, como ejecutores subordinados al gobierno-estado, como fuerzas de choque de la oposición, como espectadores críticos, como protagonistas en disputa con lo viejo y creadores-constructores de lo nuevo, que se atreven a transitar por el terreno del conflicto propio de las disputas y acción política, que supone vivir ellos mismos en conflicto, protagonizando la disputa por la construcción de un nuevo poder, el que es construido con el protagonismo de los de abajo, desde abajo y en todos los ámbitos de la vida social: gobierno, estado y todo el cuerpo de instituciones sociales y políticas, así como en los diversos ámbitos de la vida social.

Esta es tal vez, una de las miradas menos frecuentes, puesto que normalmente se analiza la situación de conflicto como una situación ya dada (exterior) en la que intervienen los actores. Sin embargo, el conflicto existe porque es constituido por el accionar de los actores en lucha. Ellos son parte del mismo, de sus dinámicas, de su desarrollo y también de las salidas posibles del mismo. El conflicto es la forma “natural” de existencia y participación de los movimientos sociopolíticos en defensa de la vida, en disputa con el poder hegemónico del capital y en la construcción de su propio poder.

En el caso de los gobiernos populares, el reconocimiento de la centralidad del conflicto contribuye a reconocer el carácter político de las contradicciones del proceso revolucionario. Este no se define por decretos, sino por las dinámicas concretas de las interacciones e interdefiniciones de los actores sociopolíticos que pelean y discuten palmo a palmo con el poder hegemónico para construir otro poder e instalar una nueva hegemonía. Pero lo hacen partiendo de posiciones de subordinación histórica al capital, empeñados en romper con ella construyendo su no subordinación, emancipatoria, que cristalizará en su propia hegemonía. Es decir, que –en el caso de los gobiernos populares , todos los actores sociopolíticos tienen que aprender a desempeñarse en un escenario diferente, afianzando y desarrollando el protagonismo construido en aras de gobernar en función de sus ideales y metas revolucionarias. Y esto no ocurre mágicamente. Los que gobiernan tiene que emprender los cambios a la vez que van gobernando, encorcetados por un aparato político institucional que responde a otros intereses, otras lógicas, y otros protagonistas. Romper ese círculo de poder es una de las claves del proceso, tanto para quienes ocupan posiciones de gobierno, como para los actores sociopolíticos que protagonizan el proceso de cambios desde el terreno social. De no hacerlo, ambos actores quedarán atrapados –y anulados por las redes del poder. Los gobernantes porque serán absorbidos por los mecanismos y los procedimientos de las instituciones y terminarán abortando los objetivos revolucionarios, limitándose a administrar el poder de otros. Y los movimientos sociales porque –de actuar así retroceden y –conducidos por la hegemonía del capital vuelven a la escena sociopolítica, fraccionados, reconstituidos en actores demandantes, corporativos, sectoriales. En tal caso arrastrados por la inercia cultural de la vieja política y sus prácticas fragmentarias, jerárquicas y excluyentes , pierden su capacidad política colectiva para impulsar el proceso de cambios.

Revalidar hoy el protagonismo político alcanzado ayer en las luchas contra el neoliberalismo

Está demostrado que en el movimiento histórico social no hay procesos con resultados unívocos, permanentes e irreversibles; todo está en juego permanentemente en la arena de la lucha de intereses que configura y define en cada momento la conflictividad dominante del campo político por el poder (a derribar o a construir). La condición de sujeto no es abstracta; está raizalmente articulada a la acción de los actores en el entramado de contradicciones del conflicto sociopolítico, a su capacidad para definirlo en sentido favorable a sus intereses, necesidades y aspiraciones. La existencia de gobiernos populares supone un cambio en las condiciones sociopolíticas, así como en las correlaciones de fuerzas. Es por ello que el protagonismo social y político de ayer no es automáticamente trasladable como tal protagonismo al presente.

Una clara manifestación de ello puede observarse en los acontecimientos políticos y sociales originados ya desde el gobierno, ya desde movimientos sociales, sindicales indígenas o de pobladores, o desde ambos espacios , que vienen modificando los escenarios políticos en los procesos boliviano y ecuatoriano, reconfigurando los conflictos y sus actores, no necesariamente en sentido positivo para los cambios buscados.

El conflicto es el modo de ser de lo político y la política, ciertamente, pero es la relación conflicto sociopolítico-intereses y requerimientos de las luchas sociales, la que va definiendo, en pulseada cotidiana, la correlación de fuerzas en un sentido o en otro, delimitando el escenario político a favor del poder hegemónico del capital o de la nueva hegemonía, del nuevo poder indígena-popular en gestación y construcción.

En este caminar, no basta con lo acumulado en las resistencias y las luchas antineoliberales, no basta con sobrevivir, no basta con reclamar reivindicaciones sectoriales ante el gobierno o el estado. Hay que hacerlo, evidentemente, pero en un contexto político propositivo de profundización revolucionaria.

En este sentido, es vital superar la defensiva, erigirse (constituirse) en sujetos políticos protagonistas de su historia. Esto supone dar cuenta de la nueva realidad política, de sus características y dimensiones, de sus tareas y sus nuevos desafíos. Estos implican –tanto para los movimientos indígenas y sociales del campo popular como para los gobernantes , moverse en un terreno histórico y políticamente desconocido hasta el presente.

Es tiempo de construir y transitar nuevos caminos. Por ejemplo, haciendo de los instrumentos estatales-gubernamentales herramientas de los cambios definidos con la participación popular y comunitaria gestada desde abajo. Esto configura nuevos espacios de conflictividad sociopolítica; en ellos reside la posibilidad de que los diversos actores sociales, reducidos históricamente por el capital a una expresión demandante reivindicativa, vayan encontrándose y constituyéndose en actor político colectivo capaz de definir protagónicamente los rumbos su historia y traccionar hacia ellos los cambios.

La conformación del sujeto político es parte del desarrollo de ese proceso que es, en tal sentido, un proceso interconstituyente de poder, proyecto y sujetos. Implica que no existe un ser ni un deber ser definidos a priori, que no hay sujetos, ni caminos, ni tareas, ni rumbos y resultados preestablecidos, ni situaciones irreversibles; todo está en juego permanentemente.

Este nuevo tiempo político abierto a los desafíos sociotransformadores gestados desde abajo en las resistencias y luchas de los movimientos indígenas y sociales, demanda de ellos alzarse sobre carga cultural histórica heredada y acuñada por el capital, para erigirse en protagonistas responsables de cogobernar, es decir, de participar en la toma de decisiones y asumir la responsabilidad de llevarlas adelante, de formular propuestas para impulsar el proceso de cambios haciendo realidad las consignas del pasado y dando los pasos necesarios en aras de fortalecer en el presente el protagonismo colectivo del conjunto de actores sociales y políticos revolucionarios y del pueblo todo. Y para ello es fundamental el instrumento político.

No se trata de un reivindicar la existencia de un “tiempo de movimientos” y un “tiempo de partidos”; se trata de asumir que la articulación de actores dispersos en un actor colectivo, implica su (auto)constitución como actores políticos, es decir, con responsabilidad y capacidad para construir y fortalecer –ellos todos la herramienta política que necesitan para articular las diversas aristas y dimensiones, y desarrollar tareas que va reclamando el proceso a cada paso y conducirlo.

En esto, como en la vida, los caminos son diversos y el futuro abierto, en disputa constante.

14 comentarios:

Anónimo dijo...

Es interesante lo planteado en el texto, en torno a la irrupción en los últimos años de movimientos sociales, políticos, indígenas etc., que propiciaron la creación de gobiernos populares, lo cual se constituye en una corriente que se ha dado en America Latina y que permite la creación de espacios de participación en torno cuestiones de incumbencia gubernamental como la temática de políticas sociales. En este sentido algunos autores desde el trabajo social, plantean la participación de instituciones que surgen desde abajo en la formulación de políticas sociales a partir de la acción social de los actores de la sociedad civil. También se debe señalar que este nuevo escenario que da cuenta de diferentes movimientos sociales , de espacio de participación , de la promoción de derechos , también da cuenta de esos cuerpos fragmentados , cuerpos del hambre , de la injusticia de hoy que hablan del padecimiento , de la inequidad , que es producto de esta batalla donde los vencedores , quienes representan los intereses del neoliberalismo , quieren ocultar , los cuerpos de los vencidos , para evitar posibles sanciones sociales .Sin embargo es preciso que estos cuerpos adquieran visibilidad como sinónimo de resistencia , ya que hacerse ver , el mostrarse , puede pensarse como un paso previo a la acción .
En este sentido el trabajo social debe constituirse en un espacio que apunte al refuerzo de los lazos sociales solidarios , recuperar autonomía , fomentar la participación activa de emprendimientos colectivos , es decir debe apuntar a la construcción de sujetos activos , políticos , críticos y reflexivos que puedan participar en un proceso de organización que enfrente el neoliberalismo , que busque la construcción de lazos democráticos que permitan la puesta en marcha de un movimiento social y político que tienda alcanzar una vida digna y una verdadera transformación de esta realidad . Sin embargo esta transformación es posible en la medida que la sociedad tome conciencia de la importancia de la participación , el compromiso y corresponsabilidad de todos los sectores de la sociedad, en pos a este cambio, el cual no puede generarse desde los gobiernos, sino desde la propia sociedad, desde los propios pueblos
Romina Fernandez

laly_1771 dijo...

Nombre: Maria Laura Gonzalez

1- Este articulo trata del papel del gobierno, y los movimientos sociales como un importante actor colectivo que puede procurar el cambio social, a través de procesos de construcción.
2- Es importante tener en cuenta estas cuestiones, ya que es la realidad en la que estamos viviendo, y es necesario tener información al respecto, además como concientización sobre la situación.
3- Sirve ya que tenemos que tener estas cuestiones presentes porque todos nosotros somos protagonistas y procuradores del cambio social, además como Trabajadores sociales tenemos un rol importante donde podemos intervenir en diferentes ámbitos en donde quizás otros roles no puedan acceder.

Ayala López María Elisabeth dijo...

Esta exposición nos muestra de manera reflexiva, y analítica ese transitar de la constitución de los gobiernos populares, no solo como revolución sino como el acceso a la política y al empoderamiento , posibilitando procesos democráticos participativos desde abajo, los procesos indo-afro-latinoamericanos sostienen su lucha, resistiendo y al llegar al cambio radical, como una construcción cotidiana y sistemática de los pueblos.Esa revolución democrática cultural con logros y limitaciones, y en oposición deben hacerse cargo de las responsabilidades gubernamentales y estatales y para ello es necesario la organización y educación política, de no hacerlo puede llevar al debilitamiento o naufragio del proyecto revolucionario.Estos movimientos sociopolíticos apelan a la participación colectiva, y así superar la desconfianza instalada hacia el estado.Por lo cual en esa etapa de transito que pide la conformación de un actor colectivo, transformador. Las fuerzas populares pueden cometer un error cuando llegan al poder, dejarse envolver u arreglar con los poderosos esperando así perpetuar en el gobierno.Por lo que es injustificable que la izquierda quien propone constituir lo nuevo y termine aceptando y promoviendo políticas neoliberales.Es por ello que es necesario que los pueblos intervengan, por que de lo contrario el capital se tragara esa perspectiva de transformación social de los que participan en el gobierno.La fortaleza de los gobiernos populares radica en la articulación con los pueblos, acotando las distancias entre representación política y protagonismo social.Esa transformación radical todos debemos involucrarnos, no basta con la lucha antineoliberal. Hay que ser protagonistas de su propia historia, fortaleciendo su auto constitución.
La anterior exposición sirve para aclararnos y mostrarnos que es lo que realmente hacemos, cuando nos trasformamos en ciudadanos apolíticos, decimos “que se vayan todos” pero al no transformarnos en actores sociales y políticos estamos dando lugar, a que esa representación política que tenemos continúan obedeciendo al capital, es por ello que los cambios radicales en las sociedades aparecen en esos espacios de participación , de asambleas constituyendo ámbitos colectivos, de intercambios y producción de pensamiento critico, ya que de lo contrario estaríamos acentuando las tendencias a la burocratización de lo político institucional, es por ello fundamental instalar él trabajo político , la formación y la organización, es la única manera que tenemos de descolonizarnos.
Me ayuda: A consientizarme de cuanto somos todos responsables, ya que pertenecemos a una sociedad en la cual somos objetos y no sujetos , tenemos que poder transformarnos en actores sociales que podemos potenciarnos desarrollando tareas políticas, culturales e ideológicas desde abajo del pueblo y para el pueblo, participar en ámbitos colectivos de intercambio y producción de pensamiento críticos, ser parte de ese pueblo, hay que ser sujetos protagonistas de su historia, lo cual implica pensar y elaborar propuestas colectivas , presentarlas, discutirlas haciéndonos cargo de esa transición que estamos viviendo, solo así podremos mantenerla , y solo así ese proceso democrático participativo será real.
Ayala López Maria E.

soledad dijo...

QUINTERO, SOLEDAD
Creo que el capitalismo es un monstruo que se alimenta de la destrucción de la naturaleza y del hombre, pero aun aunque debamos convivir con este, debemos buscar diferentes caminos para combatirlo con nuestras propias armas, y en esta lucha se hace infalible unirnos a países hermanos para batallar con mas fuerza, llevando en alto la bandera de la integración intercultural donde predominen la lucha de la dignidad, la cultura, la tradición, del bienestar del hombre y la naturaleza por sobre todas las cosas para poder vivir mejor y en equilibrio.
Es hora de reivindicar nuestras raíces, y sobre todo revalorar a los pueblos aborígenes, darles el lugar y la dignidad que se merecen, pero ante todo aprender de las enseñanzas que ellos nos dejaron, no solo en cuanto a lo cultural, lo tradicional, sino también en cuanto a sus valores como seres humanos y a su lucha interminable contra quienes quieren aplacar sus reclamos.
Como alternativa a futuro creo que se deben afianzar los lazos comunitarios, aminorar las tendencias individualistas. Es hora de realizar un cambio desde adentro de la sociedad hacia afuera, este cambio parte de cada individuo, repensar nuestras acciones y nuestras practicas sociales y políticas, y en conjunto buscar alternativas para lograr transformaciones y considero que esto solo se podría lograr afianzando nuestros valores y nuestra dignidad, luchar por los derechos humanos y por buscar estrategias nuevas y creativas para combatir contra la exclusión social y sus consecuencias.

De Los Santos dijo...

A mi criterio, el modelo que se ha podido construir a través de la resistencia y lucha después de tantos años para llevar adelante un gobierno, como el actual, gobierno indígena de Bolivia. Ha sido ejemplar para la sociedad, si bien la herramienta principal es el conocimiento y la voluntad para llevar a cobo una cultura distinta favorable a la sociedad, poniendo en práctica un cambio rotundo de transformación, logrando un objetivo concreto sin dejarse llevar por las mentiras y el engaño como tanta veces nos lleva a tropezar.
Lo importante de esto que la sociedad puede lograr cambiar la forma de vida social y económica con la herramienta principal que es la reflexión y el conocimiento

De los santos

gonzalo dijo...

A mi entender el texto habla de la relación que existe entre la sociedad y la política, de lo que se viene construyendo desde hace unos años en toda América latina, como los nuevos actores (movimientos sociales e indígenas, etc.) que interactúan con el gobierno correspondiente en cada una de sus proyectos. Como debemos comprometernos a participar conjunto al gobierno en la toma de decisiones sobre las formas de política.
Los nuevos actores son importantes porque ellos sostienen su lucha y no se venden al capitalismo. Si bien la herramienta principal es el conocimiento y la voluntad para llevar a cabo una cultura sociedad mejor, tratando de darle a los aborígenes el lugar que se merecen
no solo en lo cultural, sino como seres humanos y a su lucha contra quienes quieren destruirlos.
En la argentina en los ultimos años se les a dado un papel importante a estos nuevos actores sociales lo cual a sido muy importante para restablecer de a poco el orden del pais. debemos tomar conciencia en lo importante que es participar con responsabilidad y comprometernos con los sectores de la sociedad para poder llegar a un cambio.
gonzalo choque (upmpm)

Alicia dijo...

El artículo demuestra una vez más que la única herramienta que tenemos para lograr un cambio en la forma de vida tanto social como económica y política es el conocimiento.
Además del conocimiento debemos tener voluntad, debemos querer lograr ese cambio en la cultura para que se cumpla el objetivo que no es má ni menos que el bienestar social, la reinvindicación de nuestras raíces y la revalorización de los pueblos aborígenes. Debemos estar unidos, debemos lograr un cambio en cada uno de nosotros para que luego en conjunto podamos lograr la transformación que buscamos.

Alicia N. Rosell

Anónimo dijo...

¡A no bajar la guardia! Este artículo resalta que toda la lucha y todo el trabajo que han desplegado los movimientos sociales en Latino América para lograr una nueva realidad sociopolítica no garantizan las transformaciones que se han propuesto iniciar. En países en donde los gobiernos populares han podido instalar un proceso claramente transformador, como en Bolivia y Ecuador, vemos que estos movimientos revolucionarios deben aprender a interactuar permanentemente con la nueva realidad instalada con compromiso y responsabilidad (cogobernar), en cada paso a seguir en la lucha por afianzar una nueva correlación de fuerzas capaz de transformar todas las instituciones a favor de estos grupos populares y crear nuevos espacios.
En este sentido, la conformación de sujetos políticos sería la idea más importante para que ese actor colectivo que personifican los Movimientos Sociales en la disputa del poder pueda constituirse como protagonista responsable y comprometido tanto de su propia historia como de su propio presente y futuro, a través de ideas o soluciones originales a problemas locales prioritariamente. Y así, desplazar el poder hegemónico del capital que hasta el momento ha mantenido, a estos movimientos, al margen de toda posibilidad de participación como si ninguna problemática ajena al capital haya sido relevante alguna vez.
Este articulo podría ser una advertencia a los movimientos sociales en Argentina en el caso que estos quieran lograr transformaciones profundas en donde las problemáticas solucionadas trasciendan el momento histórico actual conformando un nuevo poder hegemónico que incluya a todos los actores sociales (trabajadores, pueblos originarios, …).
Luisa Pérez

Anónimo dijo...

Liliana R. Fernández López:
El Artículo –a mi entender- critica al aparato estatal como acaparación del poder y económico. La correlación de fuerza y la lucha de poder que hay con las distintas organizaciones. Propone ver a los a los movimientos sociales como actores reivindicadores de sus propias historias, interpretes…”transformación de los espacios gubernamentales e institucionales…”. Que haya coparticipación de gobierno, tal como se quiero se está intentando y queriendo lograr en Bolivia y Ecuador.
Distinto es el caso del la Argentina, dónde en 2001, donde frente a la crisis emergieron muchos grupos asambleistas y movimientos sociales autogestionados en reclamo a la solución urgente crítica situación del país o que directamente que se vayan todos, por su propio desgaste fueron desapareciendo y quedaron muy pocos los comprometidos socialmente. La mayoría fueron desapareciendo a medida que el estado los fue absolviendo.
No se ha encontrado aún la forma de articularse entre todos. El poder no es construido desde abajo, al contrario, es el estado quien toma decisiones y las baja verticalmente.
Mientras no encontremos la forma de construir un red social, donde todos hagamos la misma fuerza, respetando lo distinto del otro, seguiremos deseando y esperando que los demás tomen decisiones por nosotros.
Si bien el gobierno que tenemos hoy en la Argentina, tiene tendencia escuchar la necesidad del pueblo, la decisiones siguen cayendo verticalmente. ¿que sucederá cuando este gobierno ya no este y haya asumido uno mas de los tantos neoliberalista que ya tuvimos? ¿Qué puede hará el pueblo si no hay unidad de los movimientos y cada uno sigue llevando aguas para su molino, solamente?
El estado debe ser el instrumentador de las decisiones del pueblo y para eso debemos unirnos.
Nuestra meta es encontrar la línea poética o conductor que no una a todos y hacer una sola fuerza.
Liliana R. Fernández

Anónimo dijo...

Se podría decir entonces, que el obstáculo mas grande de los movimientos transformadores latinoamericanos, que constituyen este “nuevo tiempo político”, es justamente, subjetivarse MAS ALLÁ del capital. Estamos en una gran época, donde uno ya no esta perdido en las selva marañosa de los 90, sino que fuerzas dormidas latentes en el seno de la sociedad se van despertando poco, en una desplegamiento múltiple y variado, pluriactoral y multisubjetivo, que nos demuestran que los pueblos duermen, pero nunca jamás mueren. Es ahora donde hay que afilar mas que nunca nuestros cañones contra todos los moldes estructurantes del aparato ideológico capitalista, para ir construyendo entre todos un nuevo tipo de visión revolucionaria, que incluya a todos los actores y sectores sociales, en un proceso mancomunado de diversidad y articulación política, y en base a una palestra política democrática y enteramente protagónica. Debemos construir nosotros mismos, ladrillo por ladrillo, el sujeto histórico del cambio, y no esperar radiantemente que éste brote de nuestra piel, germinada por supuestas condiciones que nunca se darán. No podemos seguir esperando la revolución. Tenemos que ir a buscarla, patear el tablero, articular entre todos un proceso distinto de subjetivación, donde una nueva fuerza histórica, democrática, multiétnica y multicultural, cimiente poco a poco un nuevo paradigma político, con el objeto eterno de alcanzar el soñado cambio social. Sin embargo, esto no es un objetivo a cumplir mañana. Se necesita de mucha paciencia y espíritu, del clásico “trabajo de hormiga”, pero por sobre todo, se necesita de la aptitud y la fortaleza colectiva para no caer en otra receta fragmentaria del capital. Es necesario escapar, alejarse de todas estas ideas individualistas, competitivas y de falso prestigio material, para alcanzar un nuevo producto social, ubicado en un nuevo oasis ideológico, mucho más allá del capital. Y para ello, para no recaer en soluciones retrógradas, en paradigmas destructivos, para no perder posiciones tan difícilmente ganadas, a fuerza de sangre, dolor y lucha social, debemos estar preparados y fuertemente unidos, para enfrentar juntos todos aquellos conflictos y contradicciones practicas y teóricas, que sabemos existen y seguirán existiendo, pero que no son más que el propio aliciente político que nos impulsará, aun más que nunca, a seguir adelante, a no flaquear. Que este nuevo tiempo político estará construido en base al dialogo y el conflicto, eso es cierto. Pero aun más cierto es, que éste es el camino correcto, por donde hartas veces tropezaremos, pero hartas veces nos levantaremos, siempre juntos, siempre democráticamente, siempre unidos, en el proceso interminable (felizmente) de nuestra añorada transformación social.

Esteban Pereira Carlés

Anónimo dijo...

Se podría decir entonces, que el obstáculo mas grande de los movimientos transformadores latinoamericanos, que constituyen este “nuevo tiempo político”, es justamente, subjetivarse MAS ALLÁ del capital. Estamos en una gran época, donde uno ya no esta perdido en las selva marañosa de los 90, sino que fuerzas dormidas latentes en el seno de la sociedad se van despertando poco, en una desplegamiento múltiple y variado, pluriactoral y multisubjetivo, que nos demuestran que los pueblos duermen, pero nunca jamás mueren. Es ahora donde hay que afilar mas que nunca nuestros cañones contra todos los moldes estructurantes del aparato ideológico capitalista, para ir construyendo entre todos un nuevo tipo de visión revolucionaria, que incluya a todos los actores y sectores sociales, en un proceso mancomunado de diversidad y articulación política, y en base a una palestra política democrática y enteramente protagónica. Debemos construir nosotros mismos, ladrillo por ladrillo, el sujeto histórico del cambio, y no esperar radiantemente que éste brote de nuestra piel, germinada por supuestas condiciones que nunca se darán. No podemos seguir esperando la revolución. Tenemos que ir a buscarla, patear el tablero, articular entre todos un proceso distinto de subjetivación, donde una nueva fuerza histórica, democrática, multiétnica y multicultural, cimiente poco a poco un nuevo paradigma político, con el objeto eterno de alcanzar el soñado cambio social. Sin embargo, esto no es un objetivo a cumplir mañana. Se necesita de mucha paciencia y espíritu, del clásico “trabajo de hormiga”, pero por sobre todo, se necesita de la aptitud y la fortaleza colectiva para no caer en otra receta fragmentaria del capital. Es necesario escapar, alejarse de todas estas ideas individualistas, competitivas y de falso prestigio material, para alcanzar un nuevo producto social, ubicado en un nuevo oasis ideológico, mucho más allá del capital. Y para ello, para no recaer en soluciones retrógradas, en paradigmas destructivos, para no perder posiciones tan difícilmente ganadas, a fuerza de sangre, dolor y lucha social, debemos estar preparados y fuertemente unidos, para enfrentar juntos todos aquellos conflictos y contradicciones practicas y teóricas, que sabemos existen y seguirán existiendo, pero que no son más que el propio aliciente político que nos impulsará, aun más que nunca, a seguir adelante, a no flaquear. Que este nuevo tiempo político estará construido en base al dialogo y el conflicto, eso es cierto. Pero aun más cierto es, que éste es el camino correcto, por donde hartas veces tropezaremos, pero hartas veces nos levantaremos, siempre juntos, siempre democráticamente, siempre unidos, en el proceso interminable (felizmente) de nuestra añorada transformación social.

Esteban Pereira Carles

Anónimo dijo...

El artículo trata de la nueva conformación socio-política de gobiernos populares junto con movimientos indígenas, sindicales, comunitarios, campesinos y sociales generando una nueva situación o un cambio en la conformación y la estructura del poder, anteriormente basado en el capital extranjero de procedencia de los países imperialistas con gobiernos locales dictatoriales y empresariales. Esto no quita que hoy en día el medio de producción siga siendo el capital y que haya empresas transnacionales en carácter parasitario en la mayoría de los países Latinoamericanos.
La base fundamental es la participación activa y el poder de cogobernar de estos movimientos sociales con el gobierno popular a través de las estructuras de este último logrando cambios y profundizando las políticas, para esto se necesita la activa participación de dichos grupos con la cooperación del gobierno. Se trata de romper con la hegemonía del capital, lo cual rompería con la política de reproducir el capital logrando la acumulación sentada en la elite empresarial.
Para lograr romper la estructura capitalista es necesario seguir en la lucha de clases, proletario y burguesía, tomar el poder, venciéndola y provocando una revolución, podemos tomar el rol del proletariado en los movimientos indígenas, sindicales, campesinos, comunitarios y sociales, con cual hoy sabemos que en América Latina no se produjo un desarrollo industrial conformando un clase proletaria, pero si hay sometidos y explotados por la burguesía, que esta misma lo hace a través del estado con sus herramientas burocráticas y de fuerza represiva que la representa la policía, también cabe destacar que la historia en Latinoamérica no es la misma que en Europa pero si hay un similitud es la explotación de un clase sobre la otra y sin duda una lucha de clases, que la vencedora se hace del poder dominando y explotando a la vencida. Con esto quiero decir que a través que se toma una conciencia de clase mas la organización y la unión de la misma se puede producir ese cambio rotundo con el cual terminaría con la división de clases, etnias y como final la abolición del estado burgués. Abolir el estado burgués, generando un nuevo estado representado por los movimiento antes mencionados, el cual se encargaría de terminar de vencer al capital existente, abolir la división de clases, promoviendo la auto-gestión a través de cooperativas para promover un futura extinción del estado definitivamente tendiendo un sociedad en igualdad de condiciones y auto regulada y auto-gestionada. Al mencionar esta transición de un estado capitalista sea cual fuese de bienestar con participación popular o liberal, a un estado socialista, con el cual sería la verdadera y definitiva independencia de los pueblos y el fin de sus explotaciones y de su genocidio. Quieran admitir o no un gobierno basado en el capitalismo siempre trae las mismas consecuencias por eso en mi opinión y es lo que refleja estos 200 años de historia, el único camino de liberación de los pueblos es el socialismo, un verdadero y profundizado socialismo, sin estructuras burguesas como la democracia, la policía y la burocracia, todos métodos de explotación y coerción que utiliza a través del estado. Estos nuevos gobiernos populares tienen en sus manos el poder de decidir su orientación, si es hacia el mercado o si es para el pueblo que tanto lucho, lucha y luchara contra el capital invasor y asesino que nos acecha, si toman conciencia de pueblo explotado y hacen participar de manera activa y cooperativa generando una profundización en las políticas sociales, podría decir que es una transición al socialismo, sería una de las primeras etapas, ahora depende del poder político presente si piensa generar una revolución o solo un estado bienestar capitalista, si genera una revolución es porque hizo participar de manera cooperativa a los movimiento populares y si no, solo obedece y sigue representando al capitalismo y lo que hace es mantener el orden y la división de clases reproduciendo su poder su capital.

Mangurian Federico

Anónimo dijo...

Carolina Soledad Maier:
La importancia de este articulo (a mi entender) radica en que la construcción de los gobiernos populares son iniciados desde los movimientos populares o como menciona el articulo por los sectores indígenas (caso Bolivia con el “Gobierno indígena popular de Bolivia”), este impulso proviene dela agotamiento de las sociedades ante las políticas económicas aplicadas en benéfico del capital (políticas neoliberales). No es casual que este tipo de gobiernos se de en América latina luego de las nefastas políticas económicas que llevaron a la miseria de los pueblos y a la sumisión ante él por parte de los estados gobernantes en ese momento.
La intención de los gobiernos populares (que se dieron en América latina luego de la década de los`90) es la de romper ante esa subordinación ante el capital y posicionar a un nuevo actor como hegemónico, recordamos también que este cambio no es radical, solo se trata de negociar con los dueños del capital a favor de los sectores populares. El papel de este tipo de gobiernos a mi entender es la de mediar en el conflicto de clases o como menciona el articulo “actores en lucha”, una lucha proveniente del interior de sectores con ideales completamente distintos, unos (la minoría) por establecerse o mantener la hegemonía y otros (la mayoria) para defender la vida. En este punto el estado responde a otra lógica (no a la del capital) y otro tipo de protagonistas.
Para que este tipo de gobierno se establezca y se reproduzcan en el tiempo es necesario la conformación del sujeto político, protagonista de su historia, capaz de constituir poder, proyectos y cogobernar.
Considero que es importante el establecimiento de este tipo de gobiernos para poder darle a los sectores populares la posibilidad de adquirir derechos aunque sean mínimos, porque cabe recordar que los dueños del capital son sectores con amplios recursos que vienen imponiéndose desde que América es considerada como tal. Lo que intento decir es que no es fácil el hecho de que la masa popular se imponga ante estos sectores por el peso mismo de la historia, al capital no le importa derrocar, asesinar, presionar ideológicamente (medios de comunicación) para imponerse, y que el modelo económico siga su curso. Dicho esto también considero que en las sociedades hay un cambio y como indica el articulo es necesario el “sujeto político” que acompañe y reproduzca este tipo de gobiernos no solo con el levantamiento sino también con la presentación de proyectos que propongan cambios radicales.

Miorin Mayra dijo...

El texto de Educación popular, descolonización e interculturalidad, trata de los métodos epistemológicos que utilizan los movimientos sociales en indoafro-latinoamérica para una sociedad sociotransformadora. Se propone educación popular para la descolonización, es decir, ya no seguir viviendo como otros países (Europa, EEUU) viven con sus costumbres, sus productos, etc. Sino que cada país de indoafro-latinoamérica viva sus propias costumbres, consuma de sus propios productos, se eduque en cuanto le corresponda a su determinado país, etc. y esto mediante los testimonios de cada persona mayores y adolescentes que cuenten sus historias de vidas y su actualidad también ayudando al cambio de la sociedad. Esto además teniendo una educación horizontal, es decir, nadie supera a nadie todos aprenden de todos y así transformar la realidad que excluye y discrimina y como dice la autora: construir una nueva civilización, fundamentada en la equidad de etnias, géneros y clases hasta su equiparación en el único calificativo universalmente pleno de “género humano”.
Esto resulta importante para la realidad en que vivimos actualmente, una sociedad que discrimina, esto es muy notorio en cuanto a la violencia de genero, el hombre se siente con el poder suficiente de dominar a la mujer y realizar sobre ella lo que desee, además otra forma de ver la discriminación de la mujer es en cuanto al pago de salario que es menor al de un salario del hombre. También se ve la discriminación en el futbol, cuando se los trata de otros países como si eso fuera algo malo. Y así muchos casos mas hay en los países de Latinoamérica, África e india. Deberíamos apoyar mas estos movimientos sociales para aprender y enseñar a vivir como sociedad mas igualitaria en el sentido se una sociedad que no excluye sino que incluye.