Una espiritualidad infranqueable por el Capital

Quien es auténtico, asume la responsabilidad por ser lo que es y se reconoce libre de ser lo que es. JP Sartre

domingo, 2 de octubre de 2011

Bolivia: Cuando el bosque impide ver el árbol…

Reflexiones acerca del proceso de "la carretera del TIPNIS"
El Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS), un parque reserva natural de la amazonía boliviana ascendió recientemente al primer plano de la palestra política en Bolivia, a raíz del rechazo de al menos una parte de sus pobladores, a la decisión estatal-gubernamental de avanzar con la construcción de una carretera que para articular Villa Tunari con San Ignacio de Moxos lo atravesaría.
No se trata de un tema nuevo ni de una situación urgente. Intenciones y propuestas para unir mediante infraestructura vial ambos territorios hubo muchas, y también litigios acerca de su pertenencia. Como recuerda Antonio Peredo [ALAI AMLATINA, 21/09/2011], sobre la “propiedad” de estos territorios hay un diferendo de larga data entre Cochabamba y Beni, disconformidad que ahora –en alguna medida late también en algunas aristas del problema presente. La situación actual emerge cuando la carretera Tunari-Moxos, está a las puertas del TIPNIS y no se han logrado acuerdos. Esto estimuló las manifestaciones de protesta y rechazo al proyecto, por el respeto a los pobladores y su hábitat, por la defensa del medio ambiente, por críticas a criterios acerca del desarrollo, etcétera. Al parecer las conversaciones entre “las partes” (población local y gobierno) se agotaron, y –enredado en una maleza de múltiples factores, matrices y matices , estalló el conflicto social-cultural y la crisis política que lo acompaña. ¿Por qué y cómo se llega a este punto?
Teniendo en cuenta el proceso de revolución democrática intercultural iniciado en Bolivia, la trayectoria, experiencia y el arraigo indígena-popular de los dirigentes políticos del gobierno y el Estado, así como también las enseñanzas frescas del llamado gasolinazo, se supondría que el proyecto de construcción de “la carretera del TIPNIS”, la decisión de llevarlo a cabo, contaría –cuando menos con la conformidad de la población abarcada directamente por las transformaciones que ello implica. Cabría suponer, además, que las comunidades que allí habitan fueron convocadas para pensar el proyecto, para definir sus puntos centrales –como, por ejemplo, el recorrido de los tramos que atraviesan el parque, y tomar las decisiones colectivamente, es decir, desde abajo. Sin embargo, los hechos acaecidos evidencian que no ha sido así o al menos, no integralmente, que predominaron las decisiones tomadas desde arriba, con las consiguientes ramificaciones y los significados sociales y políticos que ellas implican.
Inmediatamente salta una pregunta: ¿Por qué no decidir qué hacer y cómo, contando desde los primeros pasos con la participación de todos los actores involucrados?
Y ante los últimos acontecimientos, surgen otras: ¿Por qué los órganos decisores del gobierno y el Estado no detuvieron el proceso de construcción de la carretera ante las primeras –y las subsiguientes- manifestaciones de incomprensión, incomodidad o disconformidad de los movimientos indígenas y sociales del TIPNIS? ¿Por qué apelar a la represión antes que a la búsqueda de una razón colectiva compartida?
¿Subestimación?, ¿sordera política?, ¿convicción de tener la razón por parte de quienes gobiernan?, ¿concepción del desarrollo?, ¿verticalismo?, ¿lógicas viejas?, ¿“paradoja señorial”?, ¿orgullos heridos?, ¿“encierro espiritual de los gobernantes”?, ¿influencia del poder hegemónico?... Se podrían tal vez sumar muchas otras interrogantes, pero no habrá respuesta alguna que –aisladamente despeje la espesura del proceso abierto.
La determinación estatal-gubernamental a construir la carretera atravesando el TIPNIS y los acontecimientos, las explicaciones, interpretaciones y las conductas de los diversos actores sociales, políticos gubernamentales y no gubernamentales , desnudan no solo la complejidad de la medida, sino la complejidad del proceso de cambio que vive Bolivia, y en ella, las alternativas indo-afro-latinoamericanas. Señalar el carácter complejo del proceso no significa considerarlo “complicado”. La complejidad indica que –en este caso, como en todo lo social-, convergen un conjunto de factores políticos, económicos, culturales, ideológicos, identitarios y cosmovisivos, yuxtapuestos e imbricados transversalmente. Estos factores actúan simultáneamente en direcciones diversas y con intereses disímiles y, de conjunto, van delineando el curso y la intensidad del proceso. Expresándose en las conductas de los participantes, atravesándolas con sus contradicciones, se van configurando tendencias conductuales reiterativas, persistentes. Cuando se fortalecerse y predomina una de ellas, esta define y sintetiza la situación inicial con un contenido y alcances generalmente diferente al originario, situación que ninguno de los participantes –aisladamente- habría imaginado ni dado por supuesto al inicio o en el curso mismo del conflicto. Así ha ocurrido también con el conflicto creado y desarrollado en torno a la construcción de “la carretera del TIPNIS”.
Este acontecimiento sintetiza y expresa la reiteración de concepciones y posicionamientos en disputa acerca de quiénes son los hacedores es decir, los creadores y decisores, de las políticas orientadas al cambio social, y cómo y desde dónde promover su realización.
El proceso de resistencia y lucha de los habitantes del TIPNIS, así como las acciones gubernamentales en torno a ello, contiene elementos enriquecedores del pensamiento emancipador y emancipatorio si somos capaces de recuperarlos críticamente y crecer en conciencia colectiva. Es parte del proceso –también contradictorio, de sedimentación cultural. Su análisis crítico resulta de alto interés político, pedagógico, social y cultural para pensar o repensar a partir de las prácticas concretas , los derroteros diversos, los obstáculos, las contradicciones y la vitalidad de la construcción de poder y hegemonía indígena-popular revolucionaria emancipadora desde abajo. Sacar las lecciones y aprender de esta experiencia es vital, no solo para el proceso boliviano sino para los pueblos de Indo-afro-latinoamérica.
Las reflexiones que ahora comparto se inspiran en este empeño, en el entendido de que acontecimientos como el ahora se trata son parte del caminar contradictorio de los pueblos que buscan de horizontes y vías para construir lo nuevo, en la misma medida que lo van diseñando e implementando. No hay manuales ni recetas que garanticen revoluciones. Los actores socio-políticos concretos, con sus historias, saberes, sus culturas e identidades, con sus subjetividades, sus virtudes y carencias van haciendo caminos al andar. En sus prácticas concretas, con sus aciertos y errores, sus marchas y contramarchas, van delineando el proceso socio-transformador, marcando el ritmo, imponiéndole su sello identitario.
Sin pretender agotar la complejidad que caracteriza las raíces, el desenvolvimiento y múltiples derivaciones o ramificaciones del conflicto de “la carretera del TIPNIS”, me referiré a los factores o fenómenos contradictorios o en pugna mutuamente imbricados, encadenados, eslabonados e interdefinidos, que considero más relevantes en este momento: Concepciones acerca del desarrollo, el crecimiento económico, el Vivir Bien y el cuidado de la naturaleza; el lugar y papel del Estado; la articulación socio-territorial, lo nacional-plurinacional y las autonomías; los sujetos protagonistas del proceso socio-transformador; lógicas de arriba y de abajo; el peso de las culturas políticas; la descolonización; el gobierno su relación con los movimientos indígenas, sindicales y sociales y viceversa; el desfase identitario; la interculturalidad, las subjetividades cambiantes y la necesidad de una intersubjetivación permanente; el lugar de la política y lo político. A continuación centraré el análisis en algunos ellos.

►El desarrollo y el proyecto de la carretera, los pobladores, la ecología…

Desde sus primeros pasos el gobierno indígena-popular promueve cambios sociales y busca constantemente alternativas para superar –sobre nuevas bases la pobreza, la discriminación secular, la fragmentación interior, la cultura colonial, las exclusiones. “El patrón de desarrollo se define como una estructura fundamental que va más allá de la acumulación económica y está relacionada esencialmente con la libertad cultural para decidir, el respeto a la diversidad, al diferencia, la heterogeneidad social y con la forma en que se organiza la vida, las sociedad y el Estado.” [PND, 2006: 16]
En razón de ello, el gobierno y el Estado se han ocupado también de articular sus propuestas y acciones socioeconómicas con las actuales vías regionales y continentales que buscan el desarrollo. Esto configura, desde la base, una plataforma de contradicciones originadas en la disparidad de visiones, nociones e intereses propios de los distintos Estados participantes de los procesos de integración regional o continental, y se expresa particularmente en lo referente a la definición de las alternativas posibles y las propuestas programáticas concretas para el desarrollo, diferentes y contradictorios posicionamientos que de alguna manera –si de articulación se trata , hay que poner en sintonía común. En este ámbito también hay que tener en cuenta y evaluar paso a paso la correlación de fuerzas, de conciencia, de hegemonía político-cultural, etcétera. El debate del desarrollo y las propuestas han de tener presente también en cada momento esta intercondicionalidad, las interdefiniciones concretas que van imponiendo los tiempos y los ritmos de la conciencia histórica colectiva nacional, regional, continental y mundial.
La superación de la racionalidad depredadora y consumista implantada por el capital, por un sistema que tenga a la vida en el centro de su racionalidad productivo-reproductiva, implica un cambio civilizatorio, es decir, un cambio en el modo socio-cultural de vida de la humanidad toda. Un solo país no podrá romper con el sistema-mundo.
La desconexión del sistema mundial regido por el capital es posible, pero hay que tener con quien conectarse, con quien ir creando y construyendo ese otro mundo anhelado. No se logra mágicamente; no basta con los deseos y las voluntades individuales, grupales, o de un pueblo, de un país. Los avances en el ámbito de un solo país constituyen fragmentos de lo nuevo que nace y que necesita –como el oxígeno articularse, converger con transformaciones de otros países empeñados en la misma direccionalidad. Las alternativas irán emergiendo en ese caminar, atravesando laberintos incógnitos, construyendo-conformando arítmicamente un nuevo “orden” (metabólico social) mundial, un nuevo sistema mundo basado en el cuidado de la reproducción de la vida en todas sus dimensiones y expresiones, alumbrando una nueva civilización. Sus elementos y principios se van perfilando y definiendo en los procesos locales desde el presente, por eso es tan importante no subestimarlos, ni desperdiciar las oportunidades de crear y experimentar lo nuevo...
Esto late en la búsqueda de nuevos paradigmas, horizontes y caminos para el desarrollo en aras del Vivir Bien, cuyas lógicas descolonizadas y descolonizadoras hacen a la concreción de los derechos universales de defensa de la vida humano-natural y sus principios de equidad, complementariedad, interculturalidad, plurinacionalidad, equilibrio, solidaridad. “En ese sentido, el Vivir Bien corresponde a un patrón de desarrollo y de democratización integral, plurinacional y diversificado, donde el desarrollo y la democracia tiene la misma importancia. No existe desarrollo sin democracia, sin extender la participación social en la actividad y las decisiones políticas, económicas y culturales.” [PND, 2006: 16]
Está claro que apostar por una concepción diferente acerca del desarrollo y progreso es vital. Como señalo en el libro Revoluciones desde abajo: “El modelo de desarrollo basado en el molde consumista-destructivo del capital, resulta claramente incompatible con la sobrevivencia de la humanidad. El capitalismo globalizado, expresión máxima de esta civilización oxidental [Boff], hace aguas. No puede mantenerse; hacerlo equivaldría a extender y profundizar la producción destructiva de la sociedad y la naturaleza. Hoy, cuando la crisis de los capitales expone sus deficiencias a las conciencias de la humanidad, sería un contrasentido continuar sosteniendo que tal especulación, saqueo y guerrerismo que abonan la escandalosa riqueza y abundancia de quienes constituyen el corazón del capital global y sus entornos cercanos , es condición o premisa para el cambio y el progreso sociales. Sin embargo, la constatación de esta realidad no implica su superación. El desafío consiste, en este sentido, en buscar nuevas alternativas de desarrollo basadas en una nueva concepción del mundo, es decir, de la relación humanidad-naturaleza. En base a ella será posible construir y apostar a una concepción de desarrollo ajena al esquema impuesto por el poder (que pretende, por ejemplo, que para “llegar al desarrollo” es inevitable “alcanzar” a los países desarrollados del Norte, por derecha o por izquierda).
“El socialismo del siglo XX dio por sentado que el tránsito al socialismo implicaba recorrer el camino al desarrollo truncado o deformado por el capitalismo. Con el afianzamiento de la revolución socialista de octubre, las nuevas revoluciones se propusieron –contando con el apoyo de la URSS y demás países socialistas “desarrollados”, acortar el tiempo de construcción de las bases para dar el salto hacia el socialismo. Esto implicó por izquierda, la asimilación y extensión del modelo eurocéntrico de desarrollo, al socialismo y la transición. Los resultados adversos están a la vista. Sin embargo, las concepciones culturales están, en gran medida, vigentes.
“(…) las posiciones revolucionarias en el siglo XX, en su mayoría, priorizaron la cuestión económica por sobre las sociales, culturales, etc., y centraron en ella el programa de transformaciones, relegando a un segundo o tercer plano la cuestión medular de toda revolución: ser un camino de liberación construido por sus protagonistas y a través de ellos , de la sociedad toda.” [RAUBER, 2011: 92-93]
Pero los caminos revolucionarios no los emprenden los pueblos para “superar la dominación y salir del subdesarrollo”, sino para liberarse y poder llevar una vida en plenitud [Suma Kawsay, Vivir Bien, Ñande Reko] y es en el proceso de su liberación, simultáneamente, que pueden ir saliendo del subdesarrollo y la dominación (superándolos), y no al revés.
La experiencia socio-transformadora de los pueblos de Bolivia, desde la constitución misma de los sujetos del cambio, emerge distanciándose del economicismo burocrático socialista del siglo XX, de las concepciones desarrollistas de izquierda o derecha, y cuestiona tales paradigmas. El proceso revolucionario boliviano ha hecho del Vivir Bien su fundamento y brújula, a partir del cual se van definiendo sus principios, sus sentidos, sus contenidos y los sujetos del cambio social. Lo que enseña la experiencia es que, además de tener claras las ideas y su formulación, hay que transitar el proceso complejo y contradictorio de su construcción concreta en la arenas movedizas de la vida real, donde los diversos actores se encuentran y desencuentran permanentemente, haciendo necesario el debate y la construcción de las convergencias a cada paso, reconociendo la existencia natural de contradicciones entre sus cosmovisiones, identidades, aspiraciones o necesidades sectoriales, regionales, comunitarias o económicas, políticas, religiosas, etcétera.
Está visto que no por querer hacer el bien se hacen las cosas bien. No porque los deseos o propuestas favorezcan al colectivo ya es colectivo el procedimiento… No basta con las buenas intenciones, no basta tampoco con “tener la razón”. En política revolucionaria, la razón es (o tiene que ser) colectiva o de mayorías, y esto hay que construirlo. Generalmente surgen propuestas individuales, de grupos o de algunos actores sociales, pero –en los procesos socio-transformadores desde abajo, esa razón “parcial” tendrá que someterse a su colectivización-modificación apropiación por las mayorías, o no se consolidará socialmente como tal razón.
Lo ocurrido con le propuesta y la protesta alrededor de la construcción de la carretera que atravesaría el TIPNIS es un claro ejemplo de ello: de las intenciones y la voluntad de unos y otros, y de lo contradictorio del proceso y sus caminos de transición en los que afloran cada cierto tiempo, en conflictos como este, nuestras incapacidades y capacidades políticas histórico culturales. Esto enseña, una vez más que la transformación social es un proceso de aprendizaje colectivo, en el que está presente la metodología de la prueba y el error.
Ciertamente no hay fórmulas infalibles esperando en alguna biblioteca para “ser aplicadas”, pero sí se puede ir rompiendo el círculo maldito de supervivencia de la hegemonía del poder del capital que disocia permanentemente el sistema productivo y el reproductivo, los decisores y los ejecutores, el Estado y la sociedad, la sociedad y la naturaleza, el gobierno y el pueblo, que extravía el pueblo en sectores, los sectores en capas, las capas en fragmentos, los fragmentos en átomos y así hasta llegar a la disgregación del individuo y su imagen en el espejo, a la esquizofrenia total.
¿Manifestaciones de lo expresado? Por ejemplo, los enfrentamientos que se desataron en la discusión práctica por “la carretera del TIPNIS”, entre gobierno y pueblos indígenas que viven en realidades propias de las “tierras bajas”, cuyas nacionalidades e identidades no están directamente expresadas ni contenidas en los movimientos indígenas, campesinos sindicales y sociales que vienen motorizando el proceso de cambios. La persistencia en las posiciones desencontradas, hizo que –en vez de avanzar en acuerdos y la reformulación de propuestas para la construcción de la carretera , se abrieran puertas al renacimiento del país –subyacente dividido en regiones. Con ello salta a la palestra política la diferencia entre la proclamación del “Estado plurinacional” y la realidad de la construcción y existencia de dicho Estado.
Con esta crisis reaparece la contradictoria relación entre el Estado “nacional” y las autonomías regionales, departamentales y comunitarias, entre la “razón de Estado” y el derecho a decidir de cada región, de cada población, de cada comunidad…

►La definición del Estado como actor director del proceso.

Consultando el Plan Nacional de Desarrollo (2006-2010), puede observarse que en sus definiciones de partida, el Ejecutivo prioriza la reconstrucción del Estado, recuperándolo como un actor clave para la generación de las políticas encaminadas a cumplir con los objetivos formulados.
Esta definición marca un posicionamiento político del Estado y el gobierno en relación con las políticas públicas, la sociedad y la ciudadanía que configura un ámbito de alerta: al establecer que el Estado tiene el “papel director de la actividad económica” [PND, 2006: 22] se abren las puertas para ser atrapado por la vieja cultura política que traduce esto como que: el “Estado decide”.
Pero en la perspectiva política socio-transformadora revolucionaria de los gobiernos enraizados en lo indígena popular, como el actual gobierno de Bolivia, la centralidad del papel del Estado resulta anclada a la posibilidad de construir –colectivamente, con el impulso del Estado y el gobierno- una nueva modalidad de articulación (intercultural, dialógica y descolonizada) entre Estado-sociedad-ciudadanía-naturaleza, es decir, un nuevo tipo de Estado. [PND, 2006: 22] Un Estado basado en el impulso creciente de la participación protagónica de los movimientos indígenas y sociales en la formulación, realización, seguimiento y control de las políticas públicas y sociales, estimulando el fortalecimiento de su empoderamiento colectivo, así como –simultáneamente la transformación desde abajo del aparato estatal, del sentido de su quehacer social y de los sujetos que lo protagonizan. [PND, 2006: 16-18]
¿En cuál perspectiva se inscribe lo que ha ocurrido con la definición y el tratamiento del proyecto de “la carretera del TIPNIS”? No hay una respuesta unívoca a esta interrogante, pero la tendencia de los acontecimientos evidencia que el paso primero, sencillo y elemental fue ignorado: preguntar.
La pregunta supone el reconocimiento del otro o de los otros como sujetos, como interlocutores válidos, y despeja el camino de desencuentros posteriores. La hermenéutica política presente en los procesos de construcción de poder desde abajo comienza con la pregunta a los actores y sectores partícipes del problema, o a los conocedores de un tema a tratar, o a los pobladores de una región a transformar o que se encuentra, por ejemplo, en situación de emergencia por catástrofe natural. Consiguientemente, preguntar supone tener la paciencia para escuchar las respuestas y reflexiones, para –sobre esa base promover los diálogos encaminados a la construcción de saberes, conclusiones o propuestas colectivas.
Pero, si es tan sencillo, ¿por qué no ocurre? Intervienen disímiles factores. De ellos resaltaré lo que nuevamente –después de la medida de la suba del precio de los hidrocarburos, en diciembre de 2010 , se evidencia como elemento político cultural reiterativo en esto: la creencia de que el Estado se constituye en actor central porque “decide” y lo hace con propuestas (seriamente) fundamentadas, con indiscutibles argumentos técnicos (económicos y de ingeniería).
La presencia y labor de los técnicos en sí misma no puede catalogarse como favorable ni desfavorable; lo que define el proceso es cómo y quiénes construyen y definen el proyecto: si se trabaja a partir de datos, estadísticas y análisis de expertos académicos o se parte de la pregunta a los habitantes del lugar, escuchando lo que ellos tienen que decir, que aportar, decidiendo conjuntamente: los técnicos, la población participante, y los funcionarios del Estado. Evidentemente los distintos posicionamientos en esto, responden a diversas razones políticas, culturales y epistemológicas que los atraviesan.
¿Dónde está el saber y quienes lo detentan? ¿Por qué pensar que los técnicos y funcionarios saben, y que los movimientos indígenas, la población que habita el lugar, carece de capacidad para entender de qué se trata? Está demostrado en este como en todos los casos , que es al revés.
Como señalaba en enero de este año reflexionando acerca de la ocurrencia del gasolinazo: “Si se hubiese discutido el problema del precio de la gasolina y petróleo, etc., con las organizaciones sociales, si se hubiese consensuado una medida y los pasos para su implementación, nada de lo ocurrido hubiese pasado. No sé cual habría sido la propuesta, pero los resultados habrían sido diferentes: nadie sale a protestar contra lo que acordó.”
Y nuevamente ocurrió…

►La persistencia en decidir desde arriba y la preeminencia de lógicas superestructurales acerca del cambio social.

La complejidad del problema de “la carretera del TIPNIS” tiene raíces e implicaciones político-culturales de mayor alcance que las que produjeron la medida estatal-gubernamental que desencadenó el gasolinazo. Pero aunque no son situaciones ni comportamientos idénticos, este hecho marca una profundización de la tendencia superestructuralista que se manifestó claramente en aquellos hechos. Es la reiteración de decisiones tomadas con preeminencia de lo superestructural lo que indica el predominio político-cultural de la vieja pero aun muy presente concepción de la revolución social desde arriba.
Esta claro, pese a sus diferencias, que ninguno de los dos acontecimientos respondió a cuestiones técnicas, sino políticas y, en este sentido, ambos hechos indican lo mismo: la participación de las población, de los movimientos indígenas y sociales, es determinante desde el primer paso y durante todas las etapas y dimensiones de los procesos de construcción de proyectos colectivos, para la toma de decisiones de políticas públicas o sociales, para definir e impulsar reformas socioeconómicas... Las decisiones tomadas “a puertas cerradas”, independientemente de lo excelente que puedan ser sus fundamentos y propósitos, inspiran siempre desconfianzas y generan rechazos porque “aparecen” enlatadas y porque en vez de aportar a la construcción del sujeto colectivo, reeditan el viejo estilo vanguardista elitista colonizado y colonizador.
Construir el nuevo tipo de Estado plurinacional intercultural y descolonizado implica ir abriendo cada vez más espacios a la participación de los de abajo en la definición de los rumbos y tareas del quehacer estatal, educando y propiciando a cada paso que los diversos sectores y actores que dan cuerpo al pueblo vayan participando cada vez más en las decisiones y definiciones de las políticas públicas y socioeconómicas.[PND, 2006:12-16] Esto hace del Estado y sus instituciones una importante herramienta de los pueblos para diseñar, decidir e impulsar los cambios creados y gestados con su participación consciente. La centralidad no está entonces en el Estado sino, una vez más, en los sujetos, en su creatividad, en su participación cada vez más consciente y comprometida.

►La organización y la labor políticas resurgen como elementos vitales.

En la raíz de la conformación articulación del nuevo tipo de Estado, late la articulación política entre los diversos actores sociales del campo indo-popular, de sus problemáticas, sus identidades, sus cosmovisiones, sus aspiraciones. No es lo económico lo que tracciona el proceso, no es economicista la transformación; su corazón y su cabeza lo constituyen los hombres y las mujeres de la diversidad del campo indo-popular. Pero hay que superar la fragmentación histórica y presente, y ello no se logrará automática ni espontáneamente.
Es indispensable la acción de una organización política de nuevo tipo, conciente de estos desafíos, y capaz de trabajar en pos de resolverlos a favor de lo colectivo-social. Una organización que centre su quehacer en la articulación de lo diverso, que esté abierta a la pluralidad de actores con sus reivindicaciones y aspiraciones, que promueva la construcción de puentes y nudos de encuentro y convergencia entre ellos, fomentando interrelaciones en horizontalidad y equidad (sin jerarquías discriminatorias), para ir construyendo entre todos y todas, desde abajo, el actor político colectivo.
Esta organización política no puede equipararse con los tradicionales partidos políticos. Estos resultan ineficientes a los fines mencionados porque son incapaces de aportar y apostar a la construcción de un actor colectivo; giran en torno a sí mismos y despliegan sus actividades para situarse en el centro de la escena política y mediática para ganar las elecciones.
En Bolivia, las fuerzas político-sociales que gobiernan han constituido previamente el MAS, Instrumento Político para la Soberanía de los Pueblos, pero, ¿está abocado hoy el MAS a construir desde abajo y con los de abajo las articulaciones sociales, culturales, políticas, orientadas a la conformación de una conducción colectiva, capaz de pensar, debatir, definir y respaldar en sus prácticas el proceso-proyecto socio-transformador? La propuesta y la protesta del TIPNIS indican que no es así o, al menos, no todo lo que hace falta.
Sin la mediación de la labor política articuladora y rearticuladora de lo colectivo social (totalidad), activadora también del entrelazamiento de la labor gubernamental con los movimientos indígenas, sindicales, sociales populares y viceversa, la separación histórica entre gobierno y sociedad crece, y las fuerzas gubernamentales y su organización política otrora catalizadoras y expresión de la totalidad indo-popular , se transformarán –en corto plazo en un sector y actor más entre todos los sectores y actores existentes. Con la sectorialización del gobierno se sectorializa lo social y lo político se corporativiza.
En tales condiciones, la disputa inter-hegemónica en el campo indígena-popular, lejos de decrecer se agudiza. Germinan entonces las condiciones para el florecimiento de las luchas de todos contra todos, objetivo central del poder del capital para reinstalar su hegemonía ahora debilitada, pero no desarticulada ni dormida.

►La “ intersubjetivación” es constante.

Hay que estar atentos permanentemente a la composición, descomposición y recomposición del hegemonía indo-popular del proceso de cambios, es decir, a la construcción y reconstrucción constante del campo indígena-popular como totalidad. Los actores-sujetos impulsores del proceso no se restringirán in eternum al “grupo inicial”, ni tampoco el partido de gobierno continuará siendo en todos los tiempos –necesariamente , la síntesis y expresión totalizadora del conjunto de movimientos indígenas y sociales y de todos los otros actores del campo popular.
Los intereses sectoriales-corporativos se modifican, se constituyen, reconstituyen y reconstituyen acorde con las diferentes situaciones y condiciones; su superación e integración en articulaciones colectivizadoras necesita ser creada y recreada en cada momento, acorde con las tareas, contradicciones o conflictos propios de cada momento, y con las capacidades y posibilidades de los actores sociopolíticos y sus realidades. Para ello, es vital desterrar las viejas miradas y lecturas lineales y deterministas de los procesos sociales.
La instalación de un gobierno indígena-popular produjo un gigantesco y acelerado cambio de la realidad social boliviana. Esto favoreció la emergencia, configuración o maduración de actores sociales nuevos o antes invisibilizados, incluyendo a quienes ahora están en el gobierno y se enfrentan, por ejemplo, la problemática de gobernar. Esto va modificando el mapa sociopolítico de los actores-sujetos del campo indo-popular, abarcando reivindicaciones y problemáticas hasta hace poco adormecidas, secundarizadas o desconocidas. Surgen también nuevas contradicciones y tensiones al proceso, que pueden desencadenar acontecimientos político-sociales inesperados, en el propio campo indo-popular. ¿Por qué ocurre esto?
Porque las formas, modalidades y personificaciones organizadas del campo indo-popular que pudieron constituir una identificación totalizadora aglutinante de los grandes actores sociopolíticos de las luchas sociales y políticas protagonizadas hasta el momento constitutivo del actual gobierno, hoy resultan insuficientes. Y esto no se debe a “errores” ni a cuestiones “negativas”, sino a la dinámica “natural” de los procesos sociales. Como advirtiera Zavaleta, son las dinámicas sociales concretas las que hacen que: “…incluso lo que se ha hecho general, tarde o temprano tiende a convertirse en el símbolo conservador de lo particular. La intersubjetivación debe, por tanto, reproducirse de un modo constante.” [Zavaleta Mercado, 1986:27]
Atender a ello es parte de las tareas políticas vitales del proceso socio-transformador, conscientes de que el proceso de la revolución democrático-cultural es una suerte de pulseada social política y cultural colectiva permanente, en pugna por afianzar la hegemonía indígena-popular en la misma medida que la configurando y construyendo. No hay garantías ni caminos pre-establecidos, es una lucha y creación constantes de los pueblos en busca de su liberación plena, desde abajo.

►La manipulación política de los hechos, por parte de los oportunistas y de los adversarios ideológicos del gobierno y del proyecto socio-transformador.

La construcción de “la carretera del TIPNIS” como toda propuesta o proyecto impulsado o emanado desde el gobierno, discute su legitimidad además de con los “los suyos” y entre los suyos , con los actores –abiertos o encubiertos del poder desplazado del capital y sus personeros locales e internacionales. Es decir, se mueve en el terreno de lo político, que es –naturalmente- el de los conflictos. No cabe entonces extrañarse ante la manipulación que hacen los poderosos de adentro y afuera alrededor de “la carretera del TIPNIS”, ni ante sus mentiras, ni ante la exageración mediática, el engaño y la tergiversación de las informaciones que difunden… eso es parte de la disputa política de fuerzas en pugna. No puede esperarse que los adversarios se queden cruzados de brazos observando como se les arrebatan sus fuentes de poder: como se pone fin al analfabetismo, a la fragmentación y discriminación social, étnica, territorial, al acceso y la disponibilidad elitista de los recursos naturales.
Está en diputa el poder, que no es un edificio, ni se reduce al aparato estatal-gubernamental, ni a lo económico, es una conjunción de relaciones sociales (económicas, políticas, ideológicas, culturales) articuladas en función del predominio de una de ellas, que se halla en movimiento y jaque permanente de fuerzas que pugnan por conquistar construir la mayoría, es decir, por lograr la supremacía e imponer su voluntad (por decretos o por consenso, la imposición se produce en relación a los adversarios). No puede pretenderse que el Capital (y sus personeros de adentro y de afuera), permanezca impasible observando los cambios sociales que significan para él, la pérdida o disminución de su poder, de su dominación hegemónica. El caso de “la carretera del TIPNIS” –como pudiera ser cualquier otro-, ha sido a todas luces agigantado y manipulado por estos adversarios del proceso, para constituirlo en plataforma de desgaste y deslegitimación política del gobierno, en tribuna abierta contra del proyecto revolucionario liberador, utilizada como arma de deslegitimación política de los gobernantes. Es decir, ellos cumplen a pie juntillas con el más elemental de los manuales de la acción política.
¿Invalida esta “injerencia” política la justeza del reclamo de los pobladores del TIPNIS?
Por supuesto que no; ellos son las víctimas de este enredo político y de los errores de los procedimientos realizados desde las estructuras estatales y gubernamentales: desde la concepción y elaboración del proyecto hasta la represión de los manifestantes, pasando por las renuncias de los ministros/as, las disculpas del Presidente Evo Morales Ayma, y las sucesiones de hechos y lecturas que emergen y emergerán a partir de lo ocurrido.
Es vital que se reconozca a los habitantes del TIPNIS como pueblos y nacionalidades, y que aunado a ello se abran caminos de apoyo a su constitución y acción como actores con los que, consiguientemente, hay que contar, sobre todo, para transformaciones que hacen a sus comunidades, a sus formas de vida, a su identidad y cultura…
Álvaro García Linera en su reciente libro Onegeismo (2011), expone argumentos sobrados para comprender la importancia que la construcción de la carretera que atravesará el TIPNIS tiene para la concepción del gobierno y el Estado; estos ayudan también a identificar las posiciones de los oportunistas y de los representantes del viejo poder. Pero esto es insuficiente para que la propuesta sea viable, compartida y apoyada –tal cual por los habitantes de todos los territorios que atravesará dicha carretera.
En tal situación, conviene reiterar las reflexiones que como advertencia y recomendación política , expresara recientemente Antonio Peredo: “Es cierto que la vertebración del país es necesaria como la forma básica de unidad nacional. Pero no podemos hacerlo a costa de algunos pueblos que sufrieron la brutalidad de los patrones de antes y que ahora se sienten engañados. // ‘En tiempos inmemoriales se erigieron montañas, se desplazaron ríos, se formaron lagos. Nuestra amazonía, nuestro chaco, nuestro altiplano y nuestros llanos y valles se cubrieron de verdores y flores. Poblamos esta sagrada Madre Tierra con rostros diferentes y comprendimos desde entonces la pluralidad vigente de todas las cosas y nuestra diversidad como seres y culturas’.” [ALAI AMLATINA, 21/09/2011]

►La clave pedagógica vital radica en las prácticas.

No son los discursos, ni los programas, ni las metodologías, ni los “buenos” gobernantes, ni los propósitos, los que hacen viable los procesos revolucionarios o revolucionarios a los procesos. Son los sujetos, los hombres y las mujeres del pueblo que sueñan y anhelan un mundo mejor y crean las alternativas para ello en sus prácticas cotidianas, proyectándolas desde ahí hacia la dinámica social toda. No se avanza con medidas superestructurales por muy justas y razonables que estas sean. El protagonismo popular colectivo se forja a cada paso y en cada paso, incluso en la elaboración de las resoluciones o proyectos gubernamentales, estatales…
En esta dimensión se asoma el rostro positivo, educador, enriquecedor del conflicto en torno a “la carretera del TIPNIS”: contribuye al reconocimiento de los sujetos, sus metodologías –construidas en las prácticas por ellos, y sus identidades y propuestas. En tal sentido, lo acontecido puede fortalecer –recuperación crítica y autocrítica mediante , el proceso de construcción del Estado plurinacional, intercultural y descolonizado de Bolivia.
Y digo esto porque entiendo que esta crisis es parte de las tensiones del proceso de cambio, que abrió un tiempo social en el cual, siguiendo el pensamiento de Zavaleta, “las cosas (…) se presentan como son verdad” [1986: 21]. Con ella y en ella se abrieron las puertas a la visibilización de los países que habitan Bolivia. He aquí otra significación de lo ocurrido y de lo que está ocurriendo: el conflicto abre oportunidades para conocer lo que en momentos “normales” (de predominio de la engañosa homogeneidad capitalista) de la vida social permanece sumergido, oculto al conocimiento, al pensamiento y a la acción política.
Esto subraya la importancia de estar permanentemente atentos y con las entendederas abiertas a la realidad, para aprender de la experiencia, del quehacer cotidiano de los actores sociales y políticos, gubernamentales y no gubernamentales concretos, porque como enfatizó Zavaleta, y retomo y reitero ahora: “conocerse es ya casi vencer.”
Que así sea.
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Textos citados

 GARCÍA LINERA, Alvaro. 2011. Onegeismo. Vicepresidencia del Estado. Presidencia de la Asamblea Legislativa Plurinacional.

 PEREDO, Antonio. 2011. “Bolivia: No destruir el TIPNIS”. ALAI (http://alainet.org)

 PLAN NACIONAL DE DESARROLLO. 2006. Ministerio de Planificación. La Paz

 RAUBER, Isabel. 2011. Revoluciones desde abajo. FBDM, La Paz.

 ZAVALETA MERCADO, René. 1986. Lo nacional-popular en Bolivia. Siglo XXI Editores, México.

16 comentarios:

Anónimo dijo...

Mario Flores Sanabria (UPMPM)
"si el Evo no fue a TIPNIS despues de mandar a reprimir, es una mala señal, para un pueblo con heridas"
1).-
Después de Octubre rojo del 2003, mas conocida como la guerra del gas todo puede pasar en Bolivia; en esa transición de crisis Institucional, el gobierno carecía de legitimidad, fue de esa crisis que emergió un gobierno indígena popular defensor de causas justas, aparecían junto a él nuevos actores sociales, proyectándose en el camino inquietudes de lucha y resistencia, la liberación construida desde abajo,
En este escenario político de integración, lograron filtrarse actores de la vieja política, que más tarde, serian el obstáculo para el proceso de cambio y la pugna interna para por el control del Movimiento al Socialismo, si es cierto desplazaron a los actores de base que surgieron con el proyecto del MAS pero no lograron descabezar el liderazgo del Presidente Evo Morales.
Uno de los proyectos más destacados la nacionalización del Gas, pero no es lo suficiente como para cubrir todos los beneficios sociales que se vienen ejecutando a favor del pueblo, la sostenibilidad del proceso de cambio de los sectores ya estatizados sus recursos deberían superar el PBI, YPFB, la minería en Huanuni que en tiempos neoliberales aportaban el doble, de lo que hoy aportan al proceso de cambio.
La bonanza económica de Bolivia se acerca al declive, por la dependencia económica de los valores de las materias primas en el mercado Internacional, la sostenibilidad económica del país pende de soluciones alternativas en la producción y sobre todo en la industrialización.
Las alternativas superficiales emitidas por Decreto como el gasolinazo desnudo graves problemas en la economía, repercutiendo en una reacción inesperada de los Movimientos Sociales fieles al gobierno, sin consulta y consenso, desubicaba a los movimientos frente al conflicto social, víctimas del aumento de los alimentos básicos de primera necesidad.
Se dio marcha atrás con el decreto del gasolinazo, pero los precios no se restablecieron a la anterior; las críticas apuntaban al proyecto popular originario, que se caracterizaba en consultar, participar y ejecutar de acuerdo al consenso previo de los Movimientos Sociales.
LA CONTRUCCION DE LA CARRETERA DERIVO EN CONFLICTO
La determinación de viabilizar la carretera, sin consulta previa a los pueblos Originarios de las tierras bajas del TIPNIS y sobre ella la insistencia caprichosa del gobierno de ejecutar con o sin la autorización de los que habitan la zona selvática del amazonas; vuelve a destapar el conflicto de la “imposición” sostenida por viejos modelos políticos que en su época hicieron carne de los pueblos Bajos, recordemos “la masacre del porvenir en el departamento de Pando” en la que reprimieron y masacraron a familias enteras, pueden decir que no es lo mismo lo que actualmente paso y tienen razón, pero las heridas no cicatrizaron aun.
La población del TIPNIS tiene derechos Constitucionales en el nuevo Estado Plurinacional que le da facultad en su Autonomía regional, Tierra y Territorio, cediendo la propiedad a sus habitantes y la protección de los recursos de la Madre tierra; la carretera entre Villa Tunari y San Ignacio de Moxos, la simple demanda de los pueblos centraba en el respeto a la Carta Magna, tierra y territorio, preservación de la Naturaleza y sobre todo respeto a su Autonomía, son razones de respeto y dignidad, sin intención de cuestionar su mandato.
La población del TIPNIS no fue escuchada en su demanda a la no construcción de la carretera y es la que derivo en una marcha hasta la ciudad de La Paz, (sede central de gobierno) a su paso la confrontación con Movimientos Sociales afines al gobierno, y la brutal represión por fuerzas de seguridad, volvió a instalar la segunda tendencia de retorno a la vieja política y sus métodos.

Anónimo dijo...

Mario Flores Sanabria (UPMPM)
2).-
Promover cambios sociales, para el Gobierno TIPNIS significaba desarrollo, crecimiento económico, descolonización y sobre todo vivir bien para los pueblos que conforman el Estado Plurinacional.
En esta contraposición TiPNIS y la diversidad – Gobierno y su Carretera, el simple conflicto que debía ser acordado desato un tsunami, y muchas interpretaciones que pone sobre la mesa la cuestión de credibilidad de gestión y continuidad del proceso de cambio, nuevamente los pueblos Originarios y lo Movimientos sociales deben resolver, “La separación Histórica entre Gobierno y sociedad crece, con la sectorialización del Gobierno sectoriza lo social y la política se corporativiza, floreciendo las luchas de todos contra todos “ ISABEL RAUBER
Gobernar para el pueblo, con el pueblo, abrió puertas de inclusión social de participación y construcción colectiva del Estado con los Movimientos Sociales y Pueblos Originarios, haciendo rupturas con viejos paradigmas tradicionales y vicios capitalistas.
Se creía que el modelo neo liberal había colapsado en el 2003 en Bolivia, la vieja estructura capitalistas y sus funciones tentáculos Europeas habían mutado en tendencias políticas menos visibles de la izquierda en América latina, la idea de bloque UNASUR genero testaferros dentro de las relaciones diplomáticas, Bolivia tiende a sumar cooperación interesada externa a su problema de subdesarrollo, con facturas a cobrar con concesiones directas por 20 años, los nuevos dueños de las transnacionales ya no serán los gringos, ahora son los ex presidentes de Estado que tienen pertenencia al bloque del UNASUR.
Esta es la nueva amenaza para Bolivia y el presidente Evo Morales se encuentra a mi parecer en una encrucijada, deberá tomar medidas que satisfagan a los amigos del bloque o su pueblo, considerando que la continuidad del proceso de cambio es la esperanza de millones; la crisis del TIPNIS saco a flote negociados, relaciones, concesiones maquiavélicas, que a mi criterio da respuesta a muchas dudas y que la derecha dormida le dará la lectura más favorable acorde a sus intereses, si de continuar las decisiones gubernamentales por encima de su pueblo contrarias a las promesas en el Tiahuanaco, tiende a convulsionar el país y su posible salida de poder de Evo Morales.
Desde el 2005 la constructora de carreteras del Brasil viene aportando económicamente en la campaña presidencial de Evo Morales Ayma, cuestionada por los sobre precios abultados en sus contratos camineros, ambientales y humanos y que hoy pasa a ser visible por la concesión caminera del TIPNIS y el conflicto.
La inversión 332 millones financiados por el Banco Nacional de Desarrollo Económico de Brasil (el accionista mayoritario del banco y de la constructora Fabio Luis Lula Da Silva )
En el convenio una ves construida la carretera la constructora adquiere la concesión por 20 años; ante la crisis del TIPNIS previa a la represión, Lula Da Silva padre, ex presidente de Brasil en representación de la constructora arriba a santa cruz de la cierra a una reunión de Organización Empresarial para la explotación de las materias primas del TIPNIS (fuente: diario los Tiempos del 30- 08- 2011- datos facilitados por Movimientos Sociales de Brasil- Movimientos Sociales de los pueblos bajos)
El vinculo gubernamental no es la cuestión de fondo, para los movimientos sociales en sus Ayllus están por encima el respeto a la Madre Tierra “Pachamama” y los altos valores asumidos como mandato del pueblo no mentir, no ser flojo, no ser ladrón, “AMA LLUYA, AMA KELLA, AMA SUA” es lo que estará en cuestión.

Anónimo dijo...

Mario Flores Sanabria (UPMPM)
3).-
Hay una relación asimilada en la subjetividad de los pueblos Originario y Movimientos Sociales del Kollasuyu, de donde viene el Evo Morales y que difiere con los pueblos bajos del oriente en su idiosincrasia y diversidad, el núcleo central unifican té para todos los sectores viene refrendada en la interpretación que le puedan hacer a la constitución Política del Estado Plurinacional, la base del entendimiento colectivo que se dio en la Asamblea Constituyente y que juega un papel muy importante en la construcción social, el reconocimiento a la diversidad de Naciones, tierra y territorio, Autonomía, respeto a la diversidad cultural, siendo legitima su causa justa, deliberan en sus comunidades con sus propios métodos de participación y consenso, sobre la base y defensa de los valores ancestrales milenarias y la aplicación de la justicia comunitaria de ser necesario.
Los actores sociales son la referencia articuladores de los Movimientos Sociales de manera directa con el Gobierno, lo que difiere el vinculo con los actores políticos de la nueva y vieja Militancia, que hoy se encuentran en una contrariedad de pertenecía a sus bases, el estatus Institucional no les permite definir su lineamiento se diría que se encuentra en proceso de burocratización funcional al sistema tradicional.
“Aun con esa contrariedad Evo Morales tiende a conectar e interactuar con los Movimientos Sociales y Pueblos Originarios, acorde al momento de coyuntura, eje central de unificación”

Anónimo dijo...

El TIPNIS es una reserva natural de la amazonía boliviana,que está en el primer plano de la política,por la construcciónde de una carretera que atrvesaría el parque,para articular Villa Tunari con San Ignacio de Moxos, está a las puertas del TIPNIS,sin haber logrado acuerdo alguno entre sus pobladores,esto estimuló manifestaciones de protesta y rechazo al proyecto por afectar el abitad y el medio ambiente.Al no haber podido consiliar las partes, pobladores y gobierno.Estalló el conflito socio-cultural y la crisis política que lo acompaña,por la determinacion estatal-gubernamental a construir la carretera atravesando el TIPNIS. Esto origino un proceso de resistencia y lucha de los habitantes,así como las acciones gubernamentales,llegando a la represión antes que la busqueda de una solución compartida. El análisis crítico de alto interés político,pedagógico,social y cultural es para pensar a partir de las práticas concretas,los derroteros diversos, los obstáculos,las contradicciones y la construcción de poder y hegemonía indígena-popular revolucionaria enmacipadora desde abajo,es el proceso boliviano para los pueblos de Indo-afro-latinoaméricano Los principales elementos que juegan en este conflito son las organizaciones y la labor política. Hay una relación actores socio-políticos concretos ,con sus hitorias,saberes,sus culturas e identidades,con sus subjetividades,virtudes y carencias van haciendo el camino a la construcción desde ABAJO. Pero los caminos revolucionarios no los empreden los pueblos para superar la dominación y salir del subdesarrollo,sino para liberarse y poder llevar una vida en plenitud. ARGELIA CRUZ UPMPM

Dolores Marta Escobar dijo...

El problema surge ante el inminente paso de la carretera que pretende cruzar la sobre la vasta zona de el Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS).Un grupo de comunidades originarias hace defensa desde la problemática del medio ambiente. A esto se suma la antigua disputa entre Cochabamba y Bani.
Pero emerge el conflicto socio-cultural desde el momento en que se agota el debate político de las partes en controversia. Se suma un elemento indispensable para el nuevo proceso revolucionario: ampliar el sujeto político. La participación consultiva del pueblo como actor político .Amerita necesariamente un debate profundo por la magnitud y envergadura de todo el contenido partiendo necesariamente desde las bases. Con la participación en las consultas del soberano: el pueblo, pero no solo por medios de sus representantes, sino por medio de una participación más abarcativa, donde el sujeto político sea más amplio y fundamental para la toma de decisiones.
La construcción de la mencionada carretera comenzó abriendo una brecha entre Evo Morales y parte de las comunidades originarias que habitan el lugar y cuya mayoría brindaron su apoyo al primer mandatario. Estas comunidades, se oponen en principio al proyecto que atravesara esa región en mira de acelerar el tráfico de comercio con otros países.
Diversos sectores: organizaciones sociales de distintas comunidades originarias, sectores de cocaleros ofician de opositores. En la Bolivia actual se observa un contexto histórico, social, cultural ensamblados delineando la compleja la situación del hermano país.
La lucha de las comunidades de Tipnis , similar a la de las otras comunidades y organizaciones aun en la misma donde Evo dirigió en los momentos más críticos del país, parecería hoy tener visiones contrapuestas. Es menester analizare la cuestión en profundidad, extraer la riqueza desde lo político en este contenido por cierto contradictorio en apariencia. Utilizar ellos como aprendizaje aleccionador para el futuro, y avanzar como sujeto colectivo. Auspiciar en este socialismo siglo XXI las maneras o formas de encarar los cambios tan necesarios a veces para la interconexión entre los pueblos, respetando los principios históricos, culturales, social de cada comunidad o pueblo. Esto en pos de avanzar de cara al porvenir pero manera organizada en bloque y no de manera desfragmentada. Solo por medio del debate colectivo en el sentido amplio de la palabra, respetando las diversidades, con la atención de aquellos que fueron elegidos como representantes o lideres puesto de un pie de igualdad, se podrá lograr cambios transformadores de cara al futuro, no permitiendo al mismo tiempo las injerencias de los globalizadores

MARIANGELES SEGREDO dijo...

Como problemática principal, en el artículo se plantea, como cuando las decisiones se toman desde un estado verticalista, sin contemplar las minorías, o lo que es peor aun sin escuchar sus alternativas. Ocurre el Gasolinazo y ahora el conflicto de la autopista TIPNIS.
Para analizar la respuesta social a un conflicto como este de larga data, debemos recorrer diferentes esferas: falta de acuerdos, conflicto social, crisis política, contradicciones, desarrollo vs crecimiento económico, cuidado de la naturaleza y papel del estado entre otros.
Todo esto junto lleva los acontecimientos a imprimir un aprendizaje, que debe ser analizado e interpretado por la clase dirigente.
Para jamás volver a tomar decisiones cualquiera sea sin escuchar, ni preguntar a los de abajo, para las posibilidades en la resolución de conflictos.
Existe en el estado actual Boliviano la necesidad y sobre todo la oportunidad, de ir fragmentando de alguna manera el régimen mercado-consumismo, es tarea de los dirigente orientados por los sectores populares, el encontrar una alternativa a el modelo enquistado en toda America latina.
SEGREDO MARIANGELES (UPMPM)

bustos alberto oscar dijo...

Cuando el bosque impide ver el árbol…
Reflexiones acerca del proceso de la carretera del TIPNIS de Bolivia

Alberto Oscar Bustos
Abogacía 2 año (derecho)

El Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS), un parque de reserva natural de la amazonía boliviana, por la represión del estado a su pueblo indígenas, que no permitieron que construyeran ,la carretera, demostraron su dignidad que deben consultar antes de pasar por su territorio que la cosmovisión de ellos son parte de la naturaleza en un solo ser que deberían respetarlos y el gobierno buscar el dialogo para construir en el pueblo de Bolivia con todas las las nacionalidades, las multiculturalidad, la diversidad a través del dialogo para que el pueblo, los sectores populares e indígenas construir la liberación dejar de depender junto a Latinoamérica buscar dejar de ser colonia en las comunidades desarrollar desde abajo hacia la superestructura democracia participativa dialogo dejar la pobreza buscar el desarrollo económico ,cultural, político con valores ser un ejemplo de cambio de conciencia nacional por el bien de la humanidad ser el hombre y mujeres nuevos con valores es la forma de cambiar Bolivia Latinoamérica y la humanidad con justicia social un socialismo que sea protagonista y artífice el ser humano. En un mundo que busca el desarrollo capitalista, Bolivia y Latinoamérica debemos superar al capitalismo con el socialismo construido por las comunidades desde abajo hacia arriba con participación y dialogo otro mundo es posible, la justicia social para todos. estamos en un sistema en Latinoamérica y en el mundo de capitalismo que tiene influencia, política cultural económica, le paso a la unión soviética, Rusia con la revolución de octubre de 1917, que derrotaron sacaron del poder al capitalismo, pero si no hay un cambio cultural del hombre nuevo de valores de pensar en la comunidad dejar el egoísmo por la comunidad, avanzar hacia el hombre nuevo con valores, sería difícil de romper con el colonialismo e imperialismo la fase superior del capitalismo

Anónimo dijo...

El problema planteado es la reiteración de decisiones tomadas con preeminencia de lo superestructural que indican un predominio político-cultural de la vieja concepción de la revolución social desde arriba todavía muy presente en muchos procesos de liberación de sectores sociales dominados y oprimidos por la hegemonía del capital. Esa modalidad que ya ha hecho fracasar muchos procesos de liberación, agudiza las disputas inter-hegemónicas en el campo indígena-popular en lugar de superar la fragmentación histórica, con la acción de un nuevo tipo de organización política que articule los diversos actores del campo indo-popular a favor de lo colectivo-social para la conformación del nuevo Estado plurinacional. En ese sentido, se debe recordar que el Poder del Capital late como un parásito porque es experto en revivir ante cualquier confrontación, está muy atento a cualquier disputa que se produzca en cualquier proceso socio-transformador que amenace su dominación hegemónica, para desplegar su archi-exitosa estrategia de dividir, fragmentar y desarticular esos procesos manipulando y agigantando los conflictos para desgastar y desligitimar esos procesos políticos de liberación. En este caso, los pobladores del TIPNIS son las víctimas de este enredo político en donde la experiencia del dominio del Capital gana tiempo y saca ventaja de los errores, las inexperiencias e ingenuidades de los actores de este nuevo proceso liberador en Bolivia.
El conflicto se originó porque se intentó imponer, sin una construcción colectiva de motivos que lo justifiquen, una decisión estatal-gubernamental de avanzar con la construcción de una carretera que atravesaría el TIPNIS para unir dos localidades, Villa Tunari con San Ignacio de Moxos, ambas pertenecientes a departamentos que enfrentan una disconformidad desde hace mucho tiempo atrás, Cochabamba y Beni, respectivamente. De manera que el impacto y los efectos de tal decisión nunca fueron dimensionados porque las implicancias político-culturales de las poblaciones involucradas no fueron correctamente evaluadas ni consideradas previamente.
Los elementos centrales que intervienen en el conflicto son
• El proceso de cambio civilizatorio iniciado por una revolución democrática intercultural en Bolivia
• La hegemonía del Capital debilitada pero no desarticulada ni dormida.
• La disputa política de fuerzas en pugna que genera una nueva correlación de fuerzas
• El proceso de resistencia y lucha de los habitantes del TIPNIS
• La diversidad de alternativas indo-afro-latinoamericanas
• La convergencia de múltiples factores políticos, económicos, ideológicos, identitarios y cosmovisivos yuxtapuestos y mezclados transversalmente con intereses diferentes y contradictorios, a saber:
o El Vivir Bien como brújula del proceso revolucionario boliviano basado en una nueva concepción de la relación humanidad-naturaleza, en donde se plantea un nuevo desarrollo con una racionalidad productivo-reproductiva en su centro
o El cuidado de la naturaleza
o Lógicas de arriba y de abajo
o La descolonización
Retomando las reflexiones de René Zavaleta Mercado, se debe estar atento a la posibilidad de que aquellas formas, modalidades y personificaciones organizadas del campo indo-popular que lograron constituir una identificación totalizadora aglutinante de los grandes actores sociopolíticos de las luchas sociales y políticas que protagonizaron hasta el momento la constitución del actual gobierno boliviano, puedan resultar insuficientes en el tiempo presente. Por eso, la relación que hay entre los actores políticos y sociales y sus subjetividades en la conformación de una coyuntura o situación en un momento dado es dinámica ya que la intersubjetivación debe reproducirse constantemente teniendo en cuenta que en todo proceso social surgen nuevas contradicciones y tensiones que pueden desencadenar acontecimientos políticos-sociales inesperados en el propio campo indo-popular.
Luisa Pérez P.

Anónimo dijo...

1) El problema se inicia con la iniciativa de la construcción de “la carretera del TIPNIS” (Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro sécure) un parque de reserva natural de la amazonia boliviana, a raíz del rechazo de al menos una parte de sus pobladores contra la decisión del gobierno de avanzar sobre la construcción de la ruta.
El conflicto, se originó cuando el gobierno no pregunto a los pobladores de la zona, y eso fue lo que desencadenó el conflicto. Ya que en este aspecto, el gobierno no esta en representación de los intereses de la población. Esto pone en evidencia la dificultad de poder articular los intereses colectivos, generando un poder desde abajo.
2) Los elementos centrales, son fundamentalmente la falta de incorporación de los reclamos de la población. Y se pone en evidencia las contradicciones y la vitalidad de la construcción del poder y hegemonía indígena-popular revolucionaria emancipadora desde abajo. Estas contradicciones son propias de un poder revolucionario en formación, el cual quiere preservar los derechos de los pobladores pero otras veces en la producción de poder, se saltean.
Otro de los problemas que se desligan de este análisis, es que no se puede romper con el sistema-mundo, sin tener una alianza que le permita relacionarse con la revolución incipiente.
Y nos encontramos con la disyuntiva de la concepción tradicional de Estado, al cual lo entendemos como director de la actividad económica, traduciéndose esto como “Estado que decide
3) El error en esta decisión, es no reconocer a los habitantes de TIPNIS como pueblos y nacionalidades, ya que con su acción como actores políticos se debe contar para la transformación, olvidarse que tienen su propia cultura, y su identidad nos lleva a olvidarnos de ellos. y es algo que no debe volver a ocurrir, que el gobierno decida y actue sin tener en cuenta las opiniones y objeciones de los pueblos
AYELEN COLOSIMO (UPMPM)

Alicia N. Rosell dijo...

El problema radica en la toma de decisiones de un gobierno sin tener en cuenta a las minorías, un estado verticalista que no escucha y menos aún trata de buscar alternativas.
El elemento central que interviene en el conflicto es el rechazo de una parte de los pobladores del Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS) ante la decisión estatal gubernamental de seguir con la construcción de una carretera que atraverasía sus tierras. Esta determinación de continuar con la construcción de la carretera sumada a la caprichosa insistencia por parte del gobierno de llevarla a cabo sin importarle la opinión o lo que es peor sin escuchar la negativa de quienes habitan esa zona del amazonas, revive un viejo conflicto y ese conflicto no es otro que el de la imposición mantenida por antiguos modelos políticos de los cuales perduran heridas sin sanar. Este retorno a esa vieja política y sus métodos se ven presentes en el momento en que la población de TIPNIS al no ser escuchada en su rechazo a la construcción de la carretera, realizan una marcha hasta la Sede Central de Gobierno, en la Ciudad de la Paz y los enfrentan Movimientos Sociales afines al gobierno. Es en ese enfrentamiento que se vuelve a la repreión brutal por parte de las fuerzas de seguridad.
Parecería que la lucha de estas comunidades de TIPNIS que no es distinta a la de otras comunidades u organizaciones hasta en la que Evo dirigió en los momentos más críticos del país, hoy tienen visiones contrapuestas.
Se debe buscar en latinoamérica que el socialismo, construído en forma ascendente (de abajo hacia arriba), por las comunidades supere al capitalismo.Esto se puede lograr con el diálogo y la participación, es la manera en que se puede construir otro mundo donde exista justicia social para todos por igual, donde lo fundamental es que haya un cambio cultural del hombre. Se debe dejar de lado el egoismo, el beneficio personal, lo particular en beneficio de la comunidad.

Anónimo dijo...

El problema del TIPNIS que es el parque de reserva natura en el cual el estado quiere realizar la carretera para articular Villa Tunari con San Ignacio es que una vez mas el estado no tomo en cuenta a su población a los que viven allí como ya suponiendo que ellos no tienen nada para aportar, y tomando una posición verticalista vieja y estallo el conflicto socio- cultural.
Este modelo ya toda America Latina le dijo BASTA NO LO QUEREMOS MAS!!, los de abajo también pensamos, creamos y tenemos el mismo derecho que ustedes de participar en las tomas de decisiones de nuestro país de esto se trata el estado plurinacional que con la presidencia de Evo salieron los grupos que antes estaban invisibles para los grupos poderosos y ellos los de abajo exigen piden para crear un nuevo mundo.
De este conflicto toda America tiene que aprender y ver que se tiene que construir desde abajo, pero se ve que en Bolivia que lo que esta ocurriendo es por la dinámica y no por errores, es para resaltar que los de abajo con sus convicciones, sus subjetividades se fueron haciendo un camino que hoy los lleva a que los de arriba si o si tienen que abrir sus oídos para escuchar. LIMA MARCELA

Anónimo dijo...

Milton Cuellar UPMPM

El problema parte de que los pobladores del TIPNIS se niegan a la construcción de una carretera que atravesara los territorios en que viven y además no fueron consultados para saber su opinión al respecto, por tanto los pobladores se vieron obligados a manifestarse para hacerse respetar y para demostrarle al gobierno que por mas que tenga las elecciones ganadas por las mayorías, debe seguir con la construcción del poder desde abajo, debe seguir con el pueblo. El

El gobierno toma decisiones de forma errada, no tanto en el contenido sino en la forma de llevarlo a cabo, como en el caso del gasolinazo, esta errada en la forma de legitimarlas debido que no se tuvo en cuenta a los pobladores del lugar, que seria la legitimación proveniente de la aceptación, del colectivo de las personas, lo que se llama construir poder desde abajo, que es revolucionaria ya que busca el consenso de las mayorías pero sin tomarlas como una simple estadística, que es lo que hace el poder desde arriba el cual toma a las personas como números o cosas o bienes, es una visión bastante capitalista de ver al pueblo y sus necesidades. El gobierno debe volver a estar en constante comunicación con los pueblos y naciones que componen a Bolivia.

Alberto Huentelen dijo...

El impacto del gasolinazo en Bolivia nos demuestra una vez más que la relación pueblo y gobernante tiene que ser verdaderamente fluida y esta inter-relación debe institucionalizarse para que no succeda la particularidad de malos entendidos ya sea de parte de los movimientos sociales, como los del gobierno. El liderazgo por parte del gobierno debería ser el eco de lo que el pueblo pide. Pues este mismo será el guardián de sus propios acuerdos. Debemos entender que Evo Morales no debe olvidarse de donde proviene y para que esta elegido, los movimientos sociales confían en su gestión. Proyectan una nación nueva, diferente a todo lo hasta ahora conocido.

Alberto H. (UPMPM)

gonzalo dijo...

La problemática nace con la construcción de la carretera del TIPNIS que unirá los pueblos de villa Tunari con San Ignacio de Moxos , la cual a generado una controversia entre los pueblos originarios que viven en dicha reserva que no están de acuerdo con la construcción de la misma, el Estado ya tomo la decisión y como no son escuchados no tuvieron otra alternativa que manifestarse para que su opinión sea tomada en cuenta por los gobernantes, este gobierno esta errado con esta decisión ya que se a caracterizado por tratar de formar un gobierno con el poder desde abajo y no tratar de imponer como lo hizo con el tema del gasolinazo, el cual de un día para otro aumentaron mas del 50% de su precio, la legitimación del proyecto debe surgir de el consenso de la población o de las mayorías conjunto con el gobierno, de tener un dialogo fluido con el pueblo para poder llegar a un acuerdo en el cual esten conformes las dos partes.
Gonzalo Choque (UPMPM)

SELVA HAYDÉE ESTEBAN dijo...

Ante la decisión del Gobierno de Bolivia, de dar autorización a la construcción de una carretera, entre este país y Brasil, sin consultar con el pueblo, como lo estipula la Constitución de gobernar obedeciendo, se produjo la reacción de los afectados. La razón por la cual no estan de acuerdo con la realización de la misma, es que se devastaria una importante reserva natural que afecta negativamente al medio ambiente y que no condice con el vivir bien y el cuidado de la naturaleza. Lo correcto hubiera sido, llamar a un plebiscito, para obtener la respuesta de los de abajo, históricamente ninguneados, obedeciendo el resultado. Evo Morales deberá reveer actitudes adoptadas por su gobierno, considerando que los pueblos que han reaccionado no dejan de apoyarlo en su gestión sino que exigen se los tenga en cuenta en las decisiones a tomar, considerándolos nuevos sujetos políticos, que quieren ser protagonistas en el proceso de transformación, con el fin de mejorar la calidad de vida de todos los integrantes de la sociedad.Respetando la relación entre movimiento y gobierno, teniendo en cuenta la importancia de cogobernar con los de abajo, derimiendo conflictos de intereses, que no permiten crecer en conciencia colectiva. Se deben crear nuevos paradigmas,en defensa del hombre y el medio ambiente, donde el desarrollo y la naturaleza convivan dignamente. Una nueva concepción del mundo,donde se vea la importancia del progreso, conservando lo impresindible para el buen vivir SELVA HAYDEE ESTEBAN

Anónimo dijo...

El problema se centra en la construccion de una carretera en una reserva natural de ese pais y que devastaria, una importante zona natural de ese pais.
Una vez mas como en el gasolizazo, no se toma encuenta a los de abajo (el pueblo) y los de arriba ( los gobernantes), deben darse cuenta de una vez por todas que las decisiones de un pais deben tomarse en conjunto, llamando a un referendun, para tomar las decisiones de su pais en conjunto, y no mandar a reprimir a la poblacion como paso en ese momento.Y entre todos llevar el pais adelante como se merece. El presidente Evo no debe olvinarse de sus raices y que fue elegido democraticamente asi como el debe tomar sus decisiones de la misma manera. Hay que escuchar a la comunidad.
J.C.Mercado (UPMPM)