Recientemente me encontré con un amigo en posición de poder (dar trabajo), cuya edad pasa de los sesenta. Hablamos de sus cosas, de sus proyectos presentes y futuros. Casi por cortesía le pregunté por la gente que lo acompañaría en estos. Y atónita escuché lo siguiente: “Solo trabajaré con personas menores de 35. Los mayores no tienen cabida en mi entorno. Quiero jóvenes.”
Tales palabras me recordaron inmediatamente la perversa lógica utilitaria del capital, que desecha a los mayores para explotar a sus anchas a los menores. Pero en este caso, además, comprendí que la arista excluyente estaba vinculada directamente a la enfermedad competitiva propia del mercado.
Sus palabras, pronunciadas con marcado rintintín, eran aparentemente progresistas, pero escondían una profunda inseguridad y conservadurismo: nunca pensó en buscar capacidad, experiencia, o compañerismo. Para él, los de su edad (como los de diez años menos) son “peligrosos” porque –según su enfermiza competencia‑ podrían hacerle tambalear su poder, y hasta disputárselo. Por eso lo mejor es clausurar cualquier posibilidad, y para ello, nada mejor que valerse de los métodos de la guerra preventiva: “desencadenarla para evitarla”.
Su mirada no dejó lugar a dudas. Comprendí entonces que su posición no respondía al saludable deseo de abrir puertas y oportunidades a los más jóvenes. Dos objetivos se conjugaban en aquella decisión: espantar a toda posible competencia, y conseguir incondicionalidad y sumisión, cualidades que solo podría esperar encontrar no en cualquier joven, sino en aquellos dispuestos a soportar cualquier cosa con tal de trepar; ellos ‑cual séquito medieval del señor feudal‑, venerarán a aquel que les dio un lugar en los salones del castillo antes que aprendieran siquiera a andar a caballo.
Moraleja: Antagonizar las diferencias generacionales oculta mezquinos intereses.
§ Isabel Rauber, 10 de mayo de 2010
4 comentarios:
Gracias Isabel por el artículo. Muy necesario para un desocupado de cincuenta y seis en situación de cuenta propista y estudiando. La lectura que habitualmente manda es que uno no cuenta con la calidad suficiente o que "algo habrá hecho" para estar desocupado a una edad sospechosa. Abrazo
Es evidente que el concepto de "hegemonía" es el preponderante en este "sistema".La vigencia de la expresión de Hannah Arendt:"lo que está en crisis es la condición humana", es evidente y actual.
Miguel Bravo
Es evidente que el concepto de "hegemonía" es el preponderante en este "sistema".La vigencia de la expresión de Hannah Arendt:"lo que está en crisis es la condición humana", es evidente y actual.
Miguel Bravo
Desde abajo debemos trabajar horizontalmente para ir ascendiendo de manera constante e igualitaria. Estamos en un momento propicio para lograrlo, nuestra PRESIDENTA lo expresa en todos y cada uno de sus discursos, desde que asumió, parece ser que es parte de su ADN. Minimamente tenemos la obligación como parte integrante de este hermoso país de intentarlo!!! Abramos nuestros corazones a un cambio, político y revolucionario para poner al sujeto, individuo, compañero/ra, por sobre el capital. Somos nosotros los artifices de nuestro destino. Sientan interés por la política, porque desde los medios nos quieren hacer creer que es mala palabra, para que nada cambie y sigan manejando todo a su antojo.
Cariños al pueblo argentino!!!
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