¿Una semilla hacia un mundo nuevo?
¿A qué mundo pertenecen los BRICS?
Samir Amín, economista egipcio conocedor del sistema mundo
regido por el capital y, por tanto, vislumbrador
de caminos alternativos posibles para el desarrollo de los países dependientes
y subordinados, propuso en la década del 60 del siglo pasado la estrategia de
la desconexión. Esta desconexión
no significa dar la espalda al mundo sino desconectarse del sistema mundo
regido por el capital. Esto es, que los procesos de desarrollo nacionales no se
van a regir, no van a definir su agenda, en función de las exigencias externas
de la acumulación del mercado capitalista mundial. “No se van a regir”, quiere
decir, en este caso, que no van a subordinar ni las riquezas ni los recursos
nacionales a las exigencias del mercado internacional; que no se van a someter
a sus requerimientos. Esa sería una primera clarificación. La segunda es que,
seguidamente, es necesario definir las medidas, las tareas y quiénes las
llevaran a cabo, para desconectarse.
Por otro lado y más contemporáneamente, Samir expuso
consideraciones acerca de las relaciones geoeconómicas y geopolíticas
internacionales, alertando que ya no se corresponden claramente con los
conceptos Norte-Sur. Sin restarle valor analítico a esta clasificación,
advirtió que la conceptualización de países centrales y países periféricos
permite mayor precisión para el análisis de las relaciones económicas y
políticas internacionales y la convivencia entre la diversidad de países del
mundo.
En este sentido, los países centrales son los que concentran y ejercen el poder hegemónico del capital, usualmente denominados también “desarrollados”; definen el mercado económico y financiero internacional, le imponen sus características y fluctuaciones en función de sus intereses. El resto del mundo se ubica dentro del conglomerado de países que, en esta lógica, constituyen la periferia. La relación del centro con los países periféricos ha sido y es de subordinación, y su acceso al mercado internacional se emplea como castigo o premio en dependencia de los servicios prestados al poder y a sus requerimientos.
Pero la “periferia” no es homogénea, advierte Samir, en ella
hay países marginalizados y países emergentes, evidentemente, con
países que se encuentran entre ambos. Y aquí cabe destacar una precisión: No
todos los países emergentes son ricos, ni todos los países marginalizados son
pobres. “Se puede ser un país marginalizado rico, cuando tiene mucho petróleo,
o marginalizado pobre cuando no tienen nada. Somalia tiene bananas; es un
marginalizado pobre. Pero al lado está Dubai, que es también marginalizado,
pero como tiene petróleo es un marginalizado rico. Ser marginalizado y ser
pobre no son sinónimos. Emergente y rico, y marginalizado y pobre no son
sinónimos. China es un país emergente y tiene un per cápita de 2 mil dólares; Arabia Saudita no es emergente, es
marginalizado, pero tiene un per cápita
de 25 mil dólares. Es importante atender a esto porque muy seguido hay una
imagen de que los países marginalizados son países con pobreza generalizada.”
(Amín: 2009)
Hasta la Segunda Guerra Mundial el contraste
centro-periferia fue prácticamente sinónimo del contraste entre países
industrializados (centro) versus países no industrializados (periferia), aunque
la industrialización ya había comenzado en alguno de ellos como en Argentina,
Brasil… Esos eran los denominadores comunes.
El fracaso de la estrategia de la industrialización como camino al
desarrollo para “alcanzar” al Norte
Los movimientos de liberación nacional, tanto los que
buscaban reconquistar la independencia nacional en Asia y África, como también los
movimientos que buscaban la renovación y modernización en América latina ‑fueran
burgueses, populares o una mezcla de ambos‑, aspiraron a la industrialización
para poder “alcanzar” a los países desarrollados.
La visión se desprendía de la definición que clasificaba a
tales países como “subdesarrollados” los cuales, supuestamente, vía
industrialización, podrían, por un lado, “alcanzar” a los países
industrializados y posicionarse en el sistema mundial como un par respetado y
respetable que devendría con el tiempo, cada vez más “igual”. Por otro lado, con
la industrialización y modernización, aspiraban a construir simultáneamente una
organización social diferente, con un mejoramiento de las condiciones de vida
para todos, aunque conservando una cierta jerarquía social.
Eso ocurrió después de la 2da guerra mundial. En algunos
países mediante revoluciones socialistas: como China, Vietnam, Cuba; en otros,
sin revolución, a través de procesos de liberación nacional, que se vieron obligados a hacer la guerra al viejo
imperialismo colonialista, como las colonias portuguesas en África, como
Argelia y otros países, seguidos de cambios sociales más o menos
revolucionarios, más o menos radicales como fue el caso de varios países de
Asia, África. Y, en América latina, con el populismo o el nacional populismo
que impuso al imperialismo la industrialización (al menos temporalmente). Estos
procesos evidencian que “No fue el capitalismo desarrollado quien condujo a la
industrialización de los países del Sur. Fue la lucha de los países del Sur por
su independencia la que “obligó” al imperialismo a ajustarse -y ciertamente se
ajustó bien-, a las reivindicaciones de los procesos burgueses o nacional
populistas o populistas de los países del Sur.” (Amín: 2009)
Los duros aprendizajes de los países emergentes que emprendieron
el camino de la industrialización
Los contraataques del imperio a los países “atrevidos” del
Sur lograron aplastar muchos procesos, incluso anular la industrialización
iniciada, particularmente en América Latina. Sin embargo, algunos países y
regiones del Sur han entrado realmente en la industrialización en el sentido
pleno del término. Esto ocurrió porque el desarrollo de las industrias,
relativamente complementarias unas con otras, constituyeron un tejido
industrial local integrado y relativamente capaz de devenir competitivo en el
mercado mundial, sobre todo en el curso de los últimos 40 años. De inicio, esos
fueron los países asiáticos como Corea y Taiwán, China, luego Brasil y algunos
países de acá o de allá, como México, Turquía, o África del Sur. Estos son algunos
de los países emergentes hoy visibles.
¿Qué caracteriza hoy a un país como emergente?
“Primero, un crecimiento económico muy fuerte, muy superior
a la media mundial. Segundo, el crecimiento de las exportaciones modernas: los
productos industriales, no agrícolas ni primarios, que se traduce en su
capacidad de competencia en el mercado mundial. Tercero, el hecho de que eso se
ha realizado sin apoyarse totalmente en el aporte del capital exterior, sino
que es el resultado de una política combinada de una política local nacional
con la asociación ‑en algunos casos‑ con el capital financiero internacional.” (Amín:
2009)
En el caso de los pueblos de los países marginalizados
la amenaza es muy grande porque en la estrategia actual del imperialismo, esos
pueblos han devenido “inútiles”. Y, por tanto, la mejor solución –desde el
punto de vista del capitalismo‑, es su destrucción. Como preclaramente señala
Samir Amín, el genocidio está al orden del día, de manera directa o indirecta.
Kazán marca la era de la desconexión
¿Un nuevo camino para el desarrollo?
Los países emergentes reunidos en los BRICS ya no se
proponen “alcanzar” a los países del centro. La experiencia histórica demostró
que ese camino es inviable. Además, el sistema mundo cambió y no solamente
porque el imperialismo ha construido los medios para integrar la
industrialización de estos países, transformándola en una industrialización
subordinada y dominada, sino también porque la estructura social interna no
permite “alcanzar” ese objetivo. De conjunto, todos los países de la periferia
están subordinados al capital dominante a la escala mundial. Salvo que opten, en
el caso específico de los emergentes, por construir otros mecanismos y
vías -más allá de la industrialización-, para lograr el desarrollo de modo
independiente del centro del capitalismo mundial y sus requerimientos, es
decir, desconectándose del mismo. Por ello resulta clave la asociación
de los países emergentes en -al menos- un bloque económico, un bloque que
abra las compuertas al intercambio muto y a la construcción de un sistema
económico y financiero en común, además de que, en lo político y cultural,
refuerce los valores éticos de defensa de la vida y, sobre esa base, potencie las
búsquedas de nuevos rumbos civilizatorios promoviendo la creatividad colectiva.
Y esto se condensa hoy con claridad, en la trayectoria y propuesta de los
BRICS, en busca de su desarrollo autónomo y soberano.
Su propósito no es enfrentar a los países centrales, sino
alcanzar -ahora sí, vía desconexión-, sus objetivos de desarrollo económico
y de plenitud humana, objetivos que -como lo ha demostrado la historia-, son
imposibles de lograr y sostener sometiéndose a la opresión que ejerce el
capital a nivel mundial, mediante la acción de sus tentáculos de conquista y
afianzamiento de su poder hegemónico. Entre ellos pueden destacarse, fundamentalmente:
El monopolio del acceso a los recursos naturales del planeta (que no busca la propiedad
sino el libre acceso al control del petróleo, en primer lugar, y luego del
agua, de los minerales). Segundo: el monopolio de la tecnología o de las
tecnologías modernas: la informática, etc., y la protección de ese monopolio a
través de la OMC y la legislación de las patentes, etc. Tercero, el monopolio
del capital financiero mundializado. Cuarto, el control de la comunicación, de
la información, etc. Y quinto, el control de los armamentos de destrucción
masiva, nucleares y otros. Como dice Samir Amín, este no es un fenómeno
político exterior a la realidad económica porque es el último recurso de
imposición del orden imperialista: “si usted no cede gentilmente lo que
queremos, podemos bombardearlo”.
Germinando un horizonte hacia un mundo nuevo
No buscar el enfrentamiento con los países centrales ni
buscar intencionalmente el derrumbe del dólar como moneda de intercambio
internacional, son aspectos cualitativos importantes y distintivos de los países
BRICS. Enfrentar la tiranía del dólar es indispensable para estos países
asediados, sancionados, privados de créditos internacionales, bloqueados y
manipulados económica y financieramente por los dueños de esa moneda que la
utilizaron y utilizan como arma de guerra para imponer sus exigencias y
expansionismo. Es decir, que los BRICS necesitan establecer otros mecanismos de
intercambio por fuera del dólar o sucumben; la desdolarización es una medida
defensiva necesaria para llevar a cabo sus planes de desarrollo en integración.
Por eso tampoco están en contra de los países centrales; no los anima la
hostilidad, ni la guerra ni la competencia, sino por el contrario la
convivencia plural en un mundo de paz, en aras del bienestar colectivo de sus
pueblos. Y esto quedó evidenciado claramente, entre otros elementos, en el
encuentro que tuvo lugar en Kazán en octubre de 2024.
Allí, los discursos de los jefes de estado de los países
miembros revelaron, además, que los BRICS no están en “modo conservación”, sino
enfocados en el robustecimiento de posiciones que van bosquejando un nuevo horizonte
hacia un mundo diferente al actual. Y no solo por la propuesta del multipolarismo
ni por buscar, supuestamente, “destronar” al dólar; otros factores de fondo
marcan ese camino.
Nuevos códigos civilizatorios
La intervención del presidente Xi Jinping resume algunos de estos elementos. En su discurso
subrayó la importancia de impulsar la reforma de la gobernanza mundial e
hizo un llamamiento a promover la solidaridad y la cooperación
entre los países BRICS. (CGTN: 2024)
"Debemos construir un BRICS comprometido con la paz,
y todos debemos actuar como guardianes de la seguridad común."
"Debemos construir un BRICS comprometido con la
innovación, y todos debemos actuar como pioneros de un desarrollo de alta
calidad. Debemos seguir el ritmo de la nueva ronda de revolución tecnológica y
cambio industrial y fomentar nuevas fuerzas productivas de calidad."
"Debemos construir un BRICS comprometido con el
desarrollo verde, y todos debemos actuar como promotores del desarrollo
sostenible."
"Debemos construir un BRICS comprometido con la
justicia, y todos debemos actuar como precursores de la reforma del sistema
de la gobernanza mundial."
"Debemos construir un BRICS comprometido con unos
intercambios interpersonales más estrechos, y todos debemos actuar como
defensores de la coexistencia armoniosa entre todas las civilizaciones."
Estas palabras bastan para abrir las compuertas mentales y entrever
con claridad que lo que allí sucedió responde a nuevos códigos
civilizatorios. En vez de odios, guerras, egoísmos, chantaje, competencia,
opresión, castigos, sanciones, exclusiones y muerte, sobresalen los llamados a
la paz, al desarrollo sostenible para el bienestar colectivo, apoyado en la
solidaridad y cooperación y el compromiso con la coexistencia armoniosa entre
todas las civilizaciones en aras de construir entre todos lo que será un nuevo
sistema de justicia para otra gobernanza mundial. Un mundo nuevo que está
sentando los pilares básicos para su existencia y, a la vez, en ellos ya
existe.
La inspiración del Alba
Los conceptos claves esbozados claramente en la 16 reunión
de los BRICS en Kazán, recuperan y proyectan al mundo los planteamientos del
ALBA-TCP, una alianza de los pueblos indo-afro-latinoamericanos surgida por
iniciativas de Venezuela y Cuba. Esta alianza propone, en vez de competencia solidaridad
y complementariedad, reconociendo las diferentes condiciones y posibilidades
entre los países del continente, crea oportunidades para la integración de
todos acorde con las capacidades y posibilidades de cada uno. En este sentido, ubicar
las claves de su desarrollo fuera de las exigencias y el sometimiento del
mercado mundial, salir de la imposición del dólar para las transacciones
internacionales, permitiendo operaciones bilaterales en la moneda local de los
países, son apenas los primeros pasos de un caminar -sostenido-, en tránsito
hacia el bienestar y el desarrollo en común.
La creación del Banco de los BRICS -como otrora se propuso
el Banco del SUR-, resulta hoy un importante paso en este sentido. Falta
avanzar en el terreno financiero, pero lo logrado hasta ahora evidencia que la
propuesta BRICS ha madurado en los pocos años de su existencia. El crecimiento
es gigantesco, sus miembros se han nutrido de las sabidurías de los pueblos y
van por más. El encuentro en Kazán 2024 reafirma que los BRICS representan la
gran oportunidad para el desarrollo y el bienestar de los pueblos, afianzando
para ello, simultáneamente, su caminar hacia un nuevo mundo. De ahí la
larga lista de países solicitando ingresar al bloque, pues comprenden claramente
que la estrategia asumida por estos representa hoy el único modo de salir de
las garras del poder que multiplica saqueos, empobrecimiento generalizado,
exclusión, guerras y muerte.
No se trata de un fenómeno revolucionario, ciertamente, pero
en tanto sus ejes y acciones abren puertas a la esperanza y posibilitan que se vislumbre
un nuevo horizonte civilizatorio para la humanidad, los BRICS constituyen -como
señaló Samir Amin-, un importante e insoslayable “avance revolucionario”.
El renunciamiento de Brasil
Es en esta perspectiva que retumba como lastre, la negativa
de Brasil a permitir el ingreso de Venezuela como país asociado a los BRICS. En
tanto los BRICS funcionan por consenso absoluto, ningún argumento esgrimido justifica
tal decisión; puede explicarla, sí, pero en política y en la geopolítica
mundial, las explicaciones sobran; cuentan los hechos. Y estos evidencian que,
pese a idas y venidas, deslizando previamente el canciller a los anfitriones,
que Brasil no sostendría la impugnación de Bolsonaro al ingreso de Venezuela al
grupo de los nuevos países asociados, se alentó a los anfitriones a hacer
efectiva la invitación al presidente Maduro para asistir al encuentro de Kazán.
Cuando finalmente, sobre la hora, se desdijeron, asestaron un golpe
insospechado al bloque y al conjunto de países aspirantes a integrarlo,
reunidos en Kazán.
Esta actitud insólita, contraria a los principios de los
BRICS y desprolija diplomáticamente, abochornó a los anfitriones, en primer lugar,
a Putin y a Xi Jinping, que habían realizado previamente -como corresponde-,
las consultas a los países miembros, acerca de cada uno de los nuevos países postulantes
a miembros asociados a los BRICS. Pero no solo se trató de la censura a
Venezuela. En tanto las formas son parte de los hechos, estos indican que el presidente
de Brasil optó por no asistir a la cumbre de los BRICS en Kazán, evidentemente,
para evitar “codearse” con Putin, criminalizado por el mundo occidental al que Lula
pretende pertenecer, sin comprender que ello no se desprende de una cuestión
geográfica sino del sistema-mundo. Y los señores de occidente, si doblegan una
vez, doblegarán siempre, amenaza tras amenaza… Por eso, para Lula resultó más
potable inventar una justificación y no ir a Kazán. De ese modo, no quedaría
estampado en una foto con los “apestados”. Tal es el mensaje claro que resulta
de la actitud de Brasil: Estamos sí, pero hasta un punto.
A contramano de las bases constitutivas de los BRICS:
multipolaridad, tolerancia, convivencia en paz y armonía sin exclusiones de
ningún tipo -ni siquiera hacia el Norte que los desprecia y agrede-, Brasil
-cuya primera letra define el anagrama “BRICS”, asume una actitud intolerante y
excluyente. Esto es un hecho, no “impresiones” ni opiniones sujetas a
interpretaciones diversas.
Pero el bloqueo a Venezuela no es contra su presidente, como
se pretende hacer creer. Además de que -obviamente-, resulta un acto hostil
hacia Venezuela, es en realidad el bloqueo a la presencia de los BRICS en
indo-afro-latinoamérica, en abierta consonancia con la Doctrina Monroe 2.0
vigente en el continente en la actualidad. La aceptación de Bolivia viene a ser
la excepción que confirma la regla. Y el apoyo de Brasil a Cuba, país bloqueado
hace las de seis décadas, es la continuación de su política sostenida en las
votaciones de la Asamblea General de la ONU que exigen que se levante el
bloqueo; es decir, con el voto de aceptación del ingreso de Cuba a los BRICS,
Brasil no paga costos.
Por otro lado, la posición de Brasil sostenida en cuanto a
la admisión de nuevos miembros asociados a los BRICS, en el 16 encuentro sostenido
en Kazán 2024, es un veto a la soberanía del continente y, con ello, a la
soberanía de todo el Tercer Mundo. Es un veto al atrevimiento de intentar
construir otro mundo, fuera de las garras de succión del poder geoeconómico
financiero y guerrerista mundial. Esto deja claro, una vez más, que, sin la
participación de los pueblos en la toma de decisiones, los gobiernos y los
gobernantes -cualesquiera sean estos-, no son confiables. Aislados y
aprisionados en la jaula del poder, estos apelan a cualquier argumento para
justificarse, lo mismo si son de izquierda o de derecha, cuestión que evidencia
una vez más que la pérdida de rumbo está generalizada.
Pero, en tanto no es posible tapar el sol con un dedo, la
actitud de Brasil ha sido traslúcida para todos los presentes en Kazán y para
el mundo. A pesar de la falta de ética cometida contra los anfitriones, con
quienes comparte la membresía histórica, éstos -fieles a los principios de los
BRICS-, no lo sancionarán, ni lo excluirán… Aparentemente todo quedó ahí, pero
todos han tomado nota. Y si Brasil pretendió impugnar la entrada de Venezuela esgrimiendo
el argumento de que su presidente no es confiable, resulta ahora que, para
todos, quien resultó no ser confiable, es Brasil.
No es posible quedarse en los dos lados
Esto me lleva nuevamente a las conversaciones con Samir Amín,
cuando alertaba claramente acerca de la disyuntiva actual de los pueblos: Optar
por el camino de las derechas, aceptando el nuevo rol de comprador de las
clases dominantes locales, dentro de una industria subalterna dominada por el
mercado mundial y la represión de las clases populares. O evolucionar hacia la
izquierda con diversos grados de alianzas nacional y populares en los ámbitos
regional e internacional, enfrentado conflictos con el imperialismo. Pero no se
podrá quedar entre las dos.
La radicalización pasa por la consolidación
Está claro que los “avances revolucionarios” de los últimos
años pueden ser engullidos por el poder imperialista, o bien estos “avances” pueden
consolidarse en un escenario de integración con más fuerzas y países. De ahí la
trascendencia de las decisiones que tomaron los BRICS, en el 16 encuentro de
Kazán. Allí trazaron un derrotero claro de radicalización, es decir, de
profundización y ampliación de sus acciones no para conservar sino, en un
primer momento, para consolidar lo logrado. Si no fuera así, todo se reduciría
a una radicalización retórica, verbal y sin resultados. Y es necesario que cada
etapa de radicalización sea positivamente productiva para las clases populares.
(Samir: 2009)
En lo referente a la búsqueda de una nueva gobernanza
mundial, el desafío pasa por hacer retroceder el control militar del
planeta por parte de las fuerzas guerreristas del poder del capital, con
capacidad y voluntad de intervención militar y destrucción.
Que los pueblos pasen a la ofensiva con una alternativa
política
Los pueblos y sus movimientos sociales resisten históricamente
con una diversidad de formas y modalidades cuando se trata de enfrentar a una
invasión, un golpe de estado, una usurpación... Han sido principalmente
movimientos de resistencia. La ofensiva ha venido y viene del capital y los
pueblos resisten.
Es necesario pasar de la defensiva a la ofensiva con una
alternativa positiva. Esta alternativa late hoy en los BRICS y constituye un
desafío gigantesco a la hegemonía del poder del capital, a la vez que reclama
un cambio de posicionamiento estratégico por parte de los pueblos del planeta y
sus movimientos. Para los BRICS, pasar a la ofensiva no son palabras sino hechos
consolidados que han venido germinando y configurando un horizonte de búsqueda,
creación y construcción colectiva de un mundo para que emerja una civilización
rehumanizada.
Bibliografía citada
Amín, Samir (2009) “El
imperialismo colectivo: Desafíos para el Tercer Mundo”, entrevistado por Isabel
Rauber. En: www.isabelrauber.blogspot.com
CGTN (2024) “Citas clave del
discurso del presidente Xi Jinping en la 16ª Cumbre de los BRICS en Kazán,
Rusia.”
En: https://espanol.cgtn.com/news/2024-10-24/1849417275798814722/index.html
Rauber Isabel (2020) “La
desconexión como ruptura civilizatoria con el capital en el siglo XXI.” En: www.isabelrauber.blogspot.com
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